(Nota del autor: este artículo lo escribí para el suplemento de el periódico El Día y fue publicado en el suplemento Agro al Día el 23 de junio de 1998. En esta transcripción hice algunos ajustes sobre todo en lo referente a las cifras de la actividad humana.)
La gran actividad volcánica en el centro del país hace millones de años, conformó lo que se conoce como Franja Volcánica Transmexicana y que atraviesa el continente desde el oriente con el Pico de Orizaba hasta el Nevado de Colima en el occidente.
Esta actividad volcánica no fue simultanea y le llevó a la naturaleza un periodo de tiempo tan grande que tal vez nos resulte incomprensible por su dimensión si se ubica la aparición del hombre apenas entre un millón a seis millones de años y su posterior habilidad para labrar la tierra se considera apenas hace 10 mil años.
La Cuenca de México inicia su formación en norponiente, hace 32 millones de años y su última gran erupción ocurrió en el sur hace apenas 2 mil años, sepultando a Cuicuilco.
EL VALLE
Durante este periodo de acomodo y formación geológica se conforman las sierras de Las Cruces, la Nevada, las de Monte Alto y Bajo, la Río Frío, la Pachuca, la Calpulalpan y por último la que cerró el antiguo gran valle y separó los valles de Cuautla y Cuernavaca, de lo que es la Cuenca de México: la sierra Chichinautzin que alberga al gran pico del Ajusco. Antes del surgimiento de esta sierra, el agua de este valle escurría hacia los valles bajos del sur, pero al cerrarse con este nuevo acodamiento, el valle se convirtió en una cuenca.
LA CUENCA DE MÉXICO
Así, los límites de la Cuenca de México van desde la sierra de Pachuca, al norte, hasta la sierra Chichinautzin al sur. Desde el oriente con las sierras Calpulalpan, Río Frío y Nevada, hasta el poniente con las sierras de Tezontepec, Tepotzotlán, monte Alto y Bajo y la de Las Cruces.
Esta enorme plancha tiene un nivel sobre el mar en su punto más más en alrededor de dos mil 400 metros de altura. Y en su punto más alto el volcán Popocatépetl. Se extiende en una superficie de 9 600 kilómetros cuadrados con un eje de norte a sur de 110 kilómetros y del oriente al poniente con eje de 80 kilómetros.
En la actualidad dentro de la Cuenca de México limitan entre sí cinco entidades federativas: Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala y Puebla.
Cuando la geología definió el escenario de la Cuenca de México, la naturaleza inició otro periodo que modificaría, a través de millones de años, el paisaje de esta porción de nuestro país, ya que, al no existir el desagüe de forma natural hacia el sur, las aguas de la lluvia se concentraron en la parte baja de la Cuenca, dando el inicio de la formación de los lagos, en un lento trabajo de acomodamiento, sobre una superficie que llegó a ser de 2000 kilómetros cuadrados.
Entonces el ciclo natural del agua propició la diversidad de climas que establecieron flora y fauna que podrían dividir a la Cuenca de México en tres regiones: septentrional, meridional y austral. Regiones bien caracterizadas que propiciaron una relativa uniformidad climática.
Los antiguos pobladores de la Cuenca de México vieron en ella la enorme posibilidad de cazar, pescar y recolectar, primero y después iniciaron los establecimientos definitivos que fueron conformando las raíces culturales que tuvieron un verdadero clímax con los mexicas.
Es cierto que a partir de la conquista española el ambiente de la Cuenca de México comenzó a sufrir cambios drásticos por la actividad humana, sobre todo la española, por desecar los lagos que en nada beneficiaban a la ambición por más posesión de tierras.
LA APERTURA DE LA CUENCA DE MÉXICO
La obra que marcaría el destino de la Cuenca se inició a principios del siglo XVII bajo la dirección de Enrico Martínez, al abrir lo que se conoce como el Tajo de Nochistongo en los límites de los actuales estados de México e Hidalgo, con el fin de derivar las aguas del de Zumpango y del Río Cuautitlán hacia el exterior de la Cuenca, por medio del Río Tula y ya en la Cuenca Moctezuma-Pánuco.
La preocupación española porque el Río Cuautitlán no era más que parte de un complejo sistema hidráulico de los lagos que subían sus niveles de mayo a octubre e inundaban la capital del virreinato, provocando numerosas molestias, perdidas y enfermedades.
Situación que se ha resuelto en buena parte por la construcción del Drenaje Profundo del Emisor Poniente, en 1975, que parte desde San Ángel, en el sur de la Ciudad de México hasta su salida en Tula de Allende en el Estado de Hidalgo.
La Cuenca de México ha sido sometida a una intensa actividad humana, tanto en la atmósfera como en la superficie y en el subsuelo. Esta actividad ha modificado el uso de la Cuenca respecto a los avances de la ciencia y la tecnología. Si bien la obra de Enrico Martínez no solucionó el problema de las inundaciones, marcó la ruta a seguir hasta la terminación del Tajo de Nochistongo, 150 años después.
En la actualidad el Tajo de Nochistongo sigue funcionando y parte del drenaje de la ZMVM, siendo el cauce del Emisor Poniente que descarga en la misma ruta, en el Río Tula. Además, sirve de paso para el ferrocarril a Querétaro y es una ruta de la CFE. Su orientación es sur-norte y entre los límites de los estados de México e Hidalgo, entre los municipios de Huehuetoca y Atotonilco de Tula.
Los diversos momentos políticos de la sociedad mexicana han dividido la Cuenca de México, pero la conformación geológica permanece más allá de las definiciones que dividen administrativamente la actividad humana. La Cuenca es una enorme planicie que puede confundir con sus límites geográficos y en su definición como Valle de México, que es en sí la porción que corresponde en buena parte a la capital mexicana y sus límites con el Estado de México. Tal vez esta definición de valle se deba a que, en apariencia hacia el norte de la capital nacional, existe la Sierra de Guadalupe que, a su vez, no permite mirar la amplia región que se abarca hacia el norte de la Cuenca de México.
Continuará…