El viaje que la semana pasada realizó el presidente López Obrador por Centroamérica y Cuba, marcó una nueva presencia regional de México, en momentos de reacomodos geopolíticos globales por la guerra de Ucrania y el crecimiento de gobiernos de izquierda en Latinoamérica.
El periplo resultó un éxito para el mandatario mexicano que, en primera instancia, logró exportar programas sociales aplicados en México para su implementación allá, obtuvo reconocimiento de sus pares de la zona y planteó el problema de la masiva migración como consecuencia de la pobreza y marginación.
Los gobiernos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice, allende la frontera sur quedaron complacidos con la visita del mexicano y se abrió la posibilidad de lograr posturas comunes en temas específicos, especialmente en el lacerante tema migratorio y en el de combate a la pobreza, flagelo común en zona.
Cuba tuvo lugar especial por lo que representa en la historia universal y por mantenerse como el único país de América con un gobierno socialista producto de la Revolución de 1957 con el fallecido, Fidel Castro y Ernesto, “El Ché”, Guevara, al frente.
El camino de Cuba siempre ha sido difícil, especialmente por el bloque económico impuesto por Estados Unidos a la isla desde hace más de seis décadas y que hoy sigue padeciendo el pueblo cubano. A pesar de ello, el gobierno de Miguel Díaz-Canel ha logrado mantener la unidad y la pujanza de un pueblo trabajador.
México y Cuba se ayudan, se complementan y se apoyan ante el gigante del norte, siempre hostil con las naciones que buscan su libertad, independencia y soberanía. La habilidad es necesaria para mantener posturas propias en bien de la población de ambos países sin irritar demasiado al gigante del norte que, con republicanos o demócratas al frente, siempre presionan sólo a su interés y de las grandes empresas capitalistas.
SUSURROS
Llamó mucho la atención la encuesta publicada por Reforma en la cual Morena alcanza un 47 por ciento de la intención del voto contra sólo 19 por ciento del PAN, segundo partido en interés de los votantes.
Reforma está más que identificado como contrario al régimen morenista, pero no pudo ocultar una cruda realidad para los partidos de oposición, que ni juntos logran superar al partido en el gobierno.
Curiosamente en su examen de presidenciables, el de mayor aceptación resultó ser Marcelo Ebrard, con 34 por ciento de aceptación, aunque en empate técnico con Claudia Sheinbaum, a quien le da 33 por ciento. Luego viene en joven Luis Donaldo Colosio, a quien a fuerza lo quieren poner en la carrera presidencial, con un 26 por ciento. De los demás, ni hablar. Ya veremos.