Layda Sansores se equivocó. Si bien le funcionaron los ataques al presidente del PRI Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, que lo hicieron recular en su postura contra el control de la Secretaría de la Defensa sobre la Guardia Nacional, en el caso de las amenazas contra Ricardo Monreal, la situación ya se le revirtió.
Lo que menos requiere Morena en estos momentos es una guerra fratricida o una lucha entre aspirantes a la candidatura presidencial del partido de la 4T. Las condiciones actuales reclaman férrea unidad interna para enfrentar los embastes de la derecha, el empresariado, la iglesia y Estados Unidos.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió a la gobernadora de Campeche que su acción “es de mal gusto” y dejó en claro que le puede significar un efecto boomerang, por lo que dejó en claro: “no debe prevalecer eso, ese es mi punto de vista”.
Sansores había advertido que en su programa “martes de jaguar”, tan popular por su virulencia le tocaría el turno al líder del senado. Éste salió al paso y dijo: “no me voy a dejar ni me voy a rajar”. La gobernadora retrocede, baja su Twitter de amenaza, pero luego anuncia para mañana “siempre sí Monreal”.
Las cosas se ponen interesantes cuando Monreal se alinea al presidente López Obrador y dice que prefiere amor y paz, mientras hay expectación por si Layda mantiene su confrontación o declina por la prudencia y la sensatez.
Quedó claro que Layda buscaría respaldar a la jefa de gobierno con su accionar, pero también que en nada le ayuda y en cambio favorece a otros aspirantes, como Marcelo Ebrard. Lo mejor es que todos se serenen en especial algunos simpatizantes de los precandidatos, a quienes les ganan las ansias y sólo perjudican a quienes pretenden impulsar.
SUSURROS
En el vigésimo Congreso del Partido Comunista Chino, Xi Jinpig alcanzó un histórico tercer mandato como Secretario General y mandamás en el Gobierno de la nación más poblada del orbe.
China es, hoy día, la única nación que puede hacer frente a Estados unidos en lo económico y en lo militar, y es pieza clave para el nuevo diseño multilateral en el mundo que dé por terminado con la hegemonía estadounidense que prevaleció a raíz de la caída del muro de Berlín y la Unión Soviética.
Con Xi Jinpig, China garantiza la misma política de crecimiento económico que le ha permitido mantener un alza superior a la de Estados Unidos en los últimos lustros. Igualmente se confirma la alianza que mantiene con Rusia y Corea del Norte, así como otras naciones en desarrollo confrontadas o no alineadas a Washington. Veremos qué sucede.
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