Ebrard juega a romper los acuerdos propuestos para mantener la paz.
Desde Palacio Nacional, el presidente López Obrador ha pedido un terreno parejo para los candidatos que aspiran a ocupar el cargo que dejará el 1 de diciembre de 2024, al concluir su sexenio.
El hecho de que Marcelo no sea el favorito en las encuestas lo ha obligado a plantear una estrategia que adelanta los tiempos de definiciones electorales y políticas. Esta medida temeraria obliga a los demás contendientes a renunciar a sus cargos políticos y les limita el uso de las estructuras de sus puestos como base para sus candidaturas.
Sin duda, esta medida es una táctica para desestabilizar a Claudia Sheinbaum, quien lidera las encuestas, probablemente debido a su desempeño en el gobierno de la Ciudad de México y a la atención mediática que Marcelo mismo recibió durante su mandato en el antiguo Distrito Federal entre 2006 y 2012.
Quizá es una medida pensada desde la misma 4T para desgastar a la oposición, marcar la agenda de política y fortalecer la figura de quien resulte electo.
Ebrard sabe lo que se avecina y juega para ganar adeptos a toda costa. De hecho, ya se han escuchado las voces de personajes tan cuestionables como Elba Esther Gordillo, Rosario Robles o Sandra Cuevas, por mencionar algunos ejemplos.
¿Deberían los demás aspirantes preocuparse por esto?
Quizás aquellos que no cuentan con una presencia mediática tan extensa, como Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco Coello, sí.
Se verán obligados a mantenerse alejados del foco del poder legislativo, lo que les hará perder notoriedad.
Marcelo jugó a descartar, con su salida anticipada, a aquellos que no puedan seguirle el paso en la carrera hacia la sucesión presidencial, pero veremos si esto no se le vuelve en contra.
Que la contienda se desarrolle con menos jugadores solo beneficia a quien está por encima del resto de los postulantes.
Cuando la competencia se divide entre menos jugadores, el reparto de preferencias aumenta de manera equitativa entre los pretendientes. Esto difícilmente favorecerá la maniobra de Marcelo Ebrard y sus ganas de dictar las reglas que más le convengan.
Cada vez nos acercamos más al inicio de la carrera por la sucesión presidencial. Aunque parezca que es la recta final, estamos en la etapa previa a ella. Todo indica que solo tres aspirantes lograrán destacar, y el carnal Marcelo debería preocuparse más por los sondeos que ya colocan a Adán Augusto por encima de su posición.