Es indudable que la izquierda Latinoamérica avanza con gobiernos democráticos emanados de las urnas, con lo que la geopolítica regional se modifica ante el susto de Washington.
En una cata enviada por el presidente de Argentina Alberto Fernández, al mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aventura el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en los próximos comicios brasileños con lo que anticipa se pudiera integrar un eje Argentina, Brasil y México.
Este eje de eminente política de izquierda podría encaminarse, de acuerdo con Fernández, a la política de la región “en pos de una mejor calidad democrática y fundamentalmente en una más justa distribución del ingreso”.
Se hace hincapié en la señalada misiva que “nunca debemos olvidar que vivimos en el continente más desigual del mundo”.
La epístola argentina hace ver también que la pandemia del Covid-19 permitió corroborar “que los que eran buenos, tras la pandemia resultaron buenísimos, pero los que eran malos acabaron siendo peores”, en referencia a la actuación de los países ante la emergencia sanitaria.
Y lanzó una advertencia: “si el capitalismo sigue acotando el número de consumidores empobreciendo sociedades, un día asistiremos impávidos a su propio suicidio. Tanta inmoralidad no puede resultar impune”.
Fue la esposa de López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, la portadora de la carta de Alberto Fernández, quien viajó a Argentina y Chile en representación del Gobierno mexicano. Por cierto, en Chile (también un gobierno de izquierda) triunfó democráticamente con Gabriel Boric, quien asumió el poder el pasado 11 de marzo.
Así la influencia de la izquierda en Latinoamérica avanza con clara presencia en diversos países como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Honduras, y Perú.
También está el caso de Colombia donde en mayo celebrarán las elecciones presidenciales, con ventaja para Gustavo Petro, exalcalde izquierdista de Bogotá, quien formó parte de un grupo guerrillero urbano.
Si se consolidan los gobiernos izquierdistas y logran conformar un bloque político sólido, se podrá hacer frente a los embates del capitalismo salvaje que solo busca la explotación de las riquezas y recursos naturales de Latinoamérica sin importar que solo dejan atrás marginación y miseria.
SUSURROS
En tanto en Europa sigue la guerra en Ucrania bajo una prejuiciosa condena a Rusia como si no hubiesen existido otros conflictos bélicos como en Yemen, Siria, Afganistán, Irán e Irak.
Claro que en todos estos últimos la ofensiva correspondió a Estados Unidos, mientras las víctimas fueron las mismas, pueblos inermes sometidos por el imperialismo.
Ahora nadie quiere reconocer que la expansión de la OTAN hacia el este durante las tres últimas décadas fue el principal hecho desestabilizador del equilibrio en la región.
Ahora se pretende prolongar una confrontación armada en Ucrania con apoyo bélico y económico a la devastada nación. ¿Hasta dónde se llegará?