En el sistema capitalista todo se rige por las reglas del mercado, las drogas no pueden ser la excepción. Todo es oferta y demanda.
La entrega anterior hicimos referencia a la utilización que hace el gobierno de Washington del narcotráfico que llega a su territorio, como si ellos no fueran responsables en nada y todo fuera de los carteles de otras naciones.
La verdad es otra. Se estima de acuerdo con un estudio de la OEA, que en la Unión Americana se consume el 40 por ciento de la droga comercializada en el mundo y ello representa aproximadamente 500 mil millones de dólares al año, cerca del uno por ciento del PIB de Estados Unidos.
Además, las grandes ganancias que representan el precio último de los enervantes al consumidor final (venta minorista), se quedan en su territorio con el ingrediente de un vasto lavado de dinero que involucra a actores económicos “legales”, convertidos en la mejor vía de purificación de los dólares mal ávidos.
El mismo estudio de la OEA estima que las ganancias relacionadas con las drogas “a través del sistema financiero hacienden del 0.4 al 0.6 por ciento del PIB mundial” e ingresan al sector bancario, de bienes inmuebles o de otros tipos de inversiones.
Un mercado de tal magnitud no es despreciable y mucho menos para Estados Unidos cuya estabilidad financiera depende más de especulación ilusión y falsa confianza en su solidez.
Toda esta información es valiosa, más aún cuando hay intenciones imperiales en grupos políticos allende la frontera que con sus presiones de reforzar el combate al narcotráfico en México, sólo busca tener un mayor control económico de sus importaciones ilegales de enervantes. Así las cosas.
AHORROS
Otra batalla que México tiene en qué dar frente a Estados Unidos es la del maíz transgénico y el uso de glifosato que daña los cultivos de maíz blanco exclusivo para uso humano.
La secretaria de Economía y la Cofepris coordinarán la postura del gobierno nacional frente a la delegación de la nación del norte que estará aquí en este mes para iniciar consultas en búsqueda de un acuerdo satisfactorio para las partes.
La posición de México es firme y habrá de defenderse con criterios técnicos y científicos que prueben el daño causado por el glifosato y el maíz transgénico, pero para Washington, ya lo dijimos, todo es cuestión de mercado y por ello defienden el dinero que pueden dejar de captar si se cancelan sus ventas a nuestro país.
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