Que no le digan…
El pasado miércoles, durante la conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador preguntó: ¿Por qué vamos a querer hacerle daño a los posibles candidatos del PAN? ¿Por qué tendríamos que hacerles daño?”
Las interpelaciones del presidente, tenían que ver con una campaña en su contra que ha calificado de “muy sucia, muy perversa, muy inhumana, muy autoritaria, fascista, de mucha maldad” por parte de periodistas a quienes identificó con nombre y apellido: Beatriz Pagés, Joaquín López Dóriga; Raymundo Riva Palacio, Ricardo Alemán, José Ureña, y medios como La silla Rota.
En muchas las ocasiones, estos y otros periodistas, han sido la punta de lanza para descalificar a López Obrador. Lo he señalado en varias de mis entregas anteriores. Desde que buscó, en dos ocasiones, ser gobernador en Tabasco, cuando fue dirigente nacional del PRD, y cuando anunció y fundó el Movimiento de Regeneración Nacional. Los ataques en su contra han sido perversos.
Ha sido tal su embestida, y por eso la respuesta de AMLO, que han asegurado que Xóchitl se ha convertido en “una candidata que amenaza el verdadero statu quo, el de los cárteles de las drogas”, y sugieren, como lo hace Raymundo Riva Palacio, sin mostrar prueba alguna, que el control territorial que tiene el narco es porque el presidente les ha permitido “ampliar su base social y realizar su negocio ilegal sin intromisión de la autoridad”; luego entonces, insinúan, que la delincuencia organizada atentaría contra la Senadora, haciéndole el favor a Morena.
Durante, al menos tres décadas, éstos y otros periodistas atendieron la consigna de los gobiernos en turno y la de empresarios: -“Ahí como cosa tuya”-, frase acompañada del “sobre” respectivo, lo que significaba que el comunicador debería escribir una nota o un artículo para golpear políticamente a El Peje.
Hoy, sin prueba alguna, desde sus espacios periodísticos, han aludido que frente a “los ataques sistemáticos del presidente contra de Xóchitl Gálvez, (…), López Obrador está creando las condiciones objetivas para que asesinen a su inesperada adversaria”.
Tras su “destape” como candidata del Frente Amplio por México (FAM), era evidente que la senadora hidalguense iba a ser tendencia en las redes; era indudable que se le iban a abrir los espacios en la radio y la televisión; desde luego que estos periodistas y otros opositores a López Obrador se iban a dedicar a inflarla: “el fenómeno Xóchitl”, “López Obrador le tiene miedo”.
Xóchitl creció como espuma en unos cuantos días, pero en otros tantos, de inmediato, se desinfló cuando se empezó a conocer de sus mentiras; que siempre desdeñó las causas indígenas; que es una “usurpadora de la identidad étnica”; de los negocios que hizo aprovechándose de los cargos públicos, de ser aliada de las élites económicas. Se cayó solita.
Importante reflexionar, por qué es que, precisamente, estos comunicadores salieron al rescate de Xóchitl a través de sus textos y presencia en la radio y TV, que no son otra cosa que especulaciones. Buscan victimizarla cuando aseguran que la Senadora puede ser mártir de un magnicidio, y la comparan con Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI, asesinado en 1994.
Sus especulaciones han cumplido su objetivo, el de hacerla víctima. Una amiga profesora, poco politizada, seguidora de Tik-Toks, molesta, me ha reclamado: “No se vale que el presidente ataque a Xóchitl”; y pregunta: “¿sólo por ser indígena?, ¿por ser luchadora social?, aunque aceptó que su molestia parte de lo que escuchó en la radio y en las redes sociales, y no por reflexión propia.
Ya lo decía, este grupo de periodistas se encargaron de inflar a la “señora X”, y tras su caída unos días después, cuando se empezaron a conocer varias de sus mentiras, de sus corruptelas, de que es una simple títere de Vicente Fox y de Diego Fernández de Cevallos, y que responde a los intereses de las cúpulas del poder político y económico, y no de la población como presume.
Estos periodistas y otros, replicaron la teoría del magnicidio para distraer la atención sobre la Xóchitl corrupta, de la Xóchitl mentirosa, de la Xóchitl que presume ser trotskista, pero que forma parte de la mafia del poder, y sí que se le echara el ojo, que se le viera con misericordia a la Xóchitl “víctima de López”.
La realidad es que Xóchitl Gálvez no se da cuenta que es –lo digo sin afán machista- un títere, una muñeca ventrílocua que está siendo manipulada, porque de todos los o las que aspiraban a ser candidatos o candidatas del PRIANRD, no garantizaban triunfo alguno, ni una mayor presencia en el Congreso. Ella sí, es posible, les puede dar más votos, pero no la Presidencia.
Con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, su candidato sustituto, Ernesto Zedillo alcanzó una victoria contundente. Más de 17 millones de ciudadanos votaron por él, hasta quienes no iban a sufragar por Colosio. Zedillo era la representación viva de Colosio, la víctima de Carlos Salinas.
Su teoría (escondida) del magnicidio va en sentido contrario de lo que han anunciado podría ocurrir; es decir, no que un seguidor “fanático” de AMLO, sino alguien por encargo, le permita al FAM ganar la Presidencia en el 2024.
Con sus especulaciones pudieran estar preparando las condiciones, y hasta han trazado el retrato del “autor político”, al que responsabilizan, desde antes, de que pudiera repetirse un escenario como el de Lomas Taurinas, y provocar así gane un candidato inesperado que desde luego no sería aquella joven que vendía gelatinas.
¡Cuidado Xóchitl!
*Que no le cuenten…*
Que Jaime Maussan no está loco, que no está volado, que los ovnis sí existen, por supuesto, los extraterrestres también. Sí, don Jaime es un abducido.