El ser humano ha escrito su propia historia. Y aunque es cierto que la plasmada, pertenece a la visión de los triunfadores, y no la de los vencidos, ¿quién dice que aquellos escribanos detallaron cada instante de vida con cierta “certeza” confiada en su memoria?
Si bien las imágenes impresas de una cámara fotográfica NO mienten, la memoria sí. Y no se debe a enfermedades por muchos conocidas como el Alzheimer, o el simple olvido, sino a la confusión mental que puede traer consigo la relación de imágenes irreales con las verdaderas.
La matemática y psicóloga Elizabeth Loftus, profesora de la Universidad de California en Estados Unidos, ha diseñado diversos estudios para saber si se puede o no confiar en la memoria de un ser humano.
Uno de ellos consistió en exhibir fotografías editadas y reales, todas mezcladas, ante un público previamente seleccionado. En las fotografías se mostraron eventos históricos (todos en algún momento vividos por los espectadores) con la finalidad de saber si se altera el recuerdo y se suple por una imagen.
El resultado fue que tras observar detenidamente ciertas fotografías que, editadas mostraban por ejemplo una guerra, y a las cuales en la edición se alteraron haciendo parecer la imagen con más violencia que en la realidad, el público receptor aseguró que esa guerra se había llevado a cabo con altos índices de crueldad, además de haber sido agresiva o incluso sanguinaria.
Con experimentos similares se demostró que la memoria puede no sólo alterarse, sino manipularse, con series de imágenes que muestren otra realidad. Es decir, ningún recuerdo permanece intacto.
El punto relevante de las investigaciones de Loftus, sobre lo que ella llama la “falsa memoria”, es que, tras los resultados ahora se analiza la conveniencia de llevar a cabo esta práctica en personas con enfermedades como depresión o aquellas que impliquen “cambiar el pasado”. Quizá algo similar, aunque con menos ficción, a la película protagonizada por Jim Carrey, “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”.
¿Y el Diazepam?
- Hay otro método utilizado más comúnmente en este país, a propósito de las prácticas de medicina alternativa y holística, que tiene la finalidad no de cambiar el pasado estrictamente, sino de volver a los momentos de la vida que en algún momento lastimaron o dejaron alguna marca que ahora impide poder seguir adelante. Es la denominada “regresión”, la cual, con influencias de corte psicoanalítico, con orígenes del siglo XIX, permite entrar a nuestro pasado para cambiar los contenidos inconscientes.
- Confiar en la memoria muchas veces no es la mejor solución, el propio Mario Vargas Llosa lo dijo en un texto publicado en la revista Letras Libres, titulado El viaje a la ficción: “Aunque, a veces, la memoria me ha jugado algunas pasadas y me ha hecho confundir recuerdos vividos con recuerdos inventados en el proceso de gestar una novela, en este caso metería mis manos al fuego y juraría que aquella historia del ‘hablador’ se la oí a Wayne Snell tal como mi memoria la ha conservado hasta ahora, medio siglo después”.