Otro de los libros que pasarán a ser recordados como esenciales durante el confinamiento. Hace mucho que quería leer algo de Nettel, pero bueno… hay tanto por leer y tan poquito tiempo.
Me lo habían recomendado mucho… a pesar de auto proclamarme feminista me parece falto de toda coherencia referir que cierta literatura en general y cierto libro en concreto es “para mujeres”. Sin embargo, ahora que lo pienso, amigos que lo leyeron me dijeron que era una buena novela, cumplidora y hasta ahí. Mientras que amigas mujeres lo colmaron de buenos adjetivos. ¿Coincidencia? No lo creo.
Si bien la autora ha asegurado en distintas entrevistas que es un libro que surgió más con el objetivo de hablar de lo “diferente” en particular de las discapacidades y que no entiende porque la mayor parte de los lectores lo han abordado como un libro acerca de las maternidades… a mi parecer queda claro que, si bien el primer concepto está abordado en el libro, el segundo “se come” por completo al primero.
Las maternidades. Uff y vaya que da para mucho el tema. “… la sociedad está diseñada para que seamos nosotras, y no los hombres, quienes se encarguen de cuidar a los hijos, y eso implica muchas veces sacrificar la carrera, las actividades solitarias, el erotismo y en ocasiones la pareja… ¿vale realmente la pena?” cuestiona Laura, la voz que cuenta esta historia que entrelaza varios hilos narrativos.
La mejor amiga de Laura, Alina, quien compartía con la primera la aversión a la maternidad como algo impuesto por la sociedad, le confiesa no sin temor a ser juzgada que su visión de vida ha cambiado y que en efecto desea formar una familia al lado de su pareja.
Sin embargo, el camino hacia el cumplimiento de ese anhelo no será sencillo para Alina, primero se enfrentará a múltiples obstáculos para concebir a su bebé. Con todo lo que eso conlleva. Lo he visto en amigas cercanas… las hormonas y todo lo que conllevan -cambios de humor- impactos en el peso y hasta en la forma de éste-.
Lo que si sé y de primera mano es que tal y como lo relata Laura… un tanto incrédula, un tanto como si presenciara un acto de laboratorio el cual le resulta ajeno es todo lo que involucra la llegada de un bebé. Incluso mucho antes de que esté bebé llegue al mundo “un embarazo cambia muchísimas cosas. Antes incluso de dar a luz, la vida de Alina empezó a transformarse vertiginosamente: debía excluir de su dieta el café y el cigarrillo, tomar ácido fólico y otros suplementos, acudir con frecuencia al ginecólogo, hacerse análisis de sangre, ultrasonidos… adaptaron el departamento para recibir al bebé”.
Puedo dar testimonio en primera persona que así es. Le llaman el síndrome del nido… preparar el cuarto del bebé, elegir los muebles, su ropita. Estás por partes iguales emocionada y espantada. Mueres pon conocer ese pequeño ser humano que se gesta en tu vientre y a la vez tienes un pánico tremendo: ¿podré cuidarlo? ¿sabré como hacerlo?
En el caso de Alina se complica, meses previos le hacen saber que su bebé sufre una extraña condición lo que le genera dudas y sentimientos encontrados.
A la par en el libro se plantean historias paralelas que abordan el tema de las mujeres que decidieron no ser madres, aquellas que lo hacen sin haberlo planeado, o que son madres sin haber tenido en su vientre a los hijos que la vida – sabiéndolo o no- les puso enfrente como una de esas casualidades irónicas de la vida.
Es un libro que remueve sentimientos profundos, de esos que te dejan como levitando horas e incluso días después de terminarlo.