Peregrinar en el desierto no implica
que se hallará la tierra prometida
Paul Auster
Hacemos, tú y yo juntos, figuras de papel. Justo como entre un alebrije y una figura de origami. Podemos jugar a hacer cualquier cosa o simplemente dejar las hojas en blanco y creer que pasa el tiempo.
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Estoy yendo de mañana nuevamente al gym y hoy, en los descansos entre series, platico con mi entrenador venezolano sobre la cena que hizo ayer por la noche. Él y su hermano comieron un par de hamburguesas para fisicoculturistas de las que me cuenta cada detalle. Ya alguna vez había escuchado que preparaba a su hermano menor arepas por la noche, y también que le había ayudado a salir de Venezuela hacía un par de años o que vivían muy cerca del gym para poder entrar temprano y salir tarde.
Es de noche y también hay clase baile. Antes, voy a saludar a mi entrenador y no me quedo con ganas de decirle que todo el día se me antojó esa hamburguesa. Le pregunto por qué no sube la receta a su cuenta de Instagram. Me mira fijamente. Mmmm…mira marico no la subo por todos los que me conocen en Venezuela, que digan este chamo paseando y de restaurante… ¿y nosotros?
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Un pequeño, en un pequeño pueblo. Temprano, rumbo a su pequeña escuela, juega a contar los árboles junto a los que pasa. Aún está algo oscuro, así que es más difícil. Papá, antes cuando lo acompañaba, le contó muchas veces que cada árbol es como una galaxia. No obstante, aunque le gustaba mucho atravesar el infinito camino a la escuela, ir abrazado de papá estaba mucho mejor, ¿no?
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Voy en bus a la biblioteca. No hay árboles en el camino, en la ciudad quedan muy pocos. Siento que transitamos cada vez más en el vacío.
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Ella a veces echaba vapor cuando sonreía o también en momentos muy particulares. Si estaba en el trabajo muy concentrada en algo necesitaba abrir un poquito la puerta del cubículo porque si no, terminarían por empañarse los vidrios. Podría ser que ni siquiera tuviera suficiente visibilidad para trabajar en la computadora, eso había ocurrido sólo una vez que se quedó hasta tarde. Se dijo que no volvería a pasar, pero no podía estar segura. Hay cosas que simplemente no se pueden controlar.
Ernesto Zavala
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