Un hombre es un dios en ruinas.
La infancia es el mesías perpetuo
que llega a los brazos de los hombres caídos
y les suplica que regresen al paraíso.
Emerson
El primer Círculo en el que había participado me había abierto nuevas perspectivas y quise ponerme en contacto con alguna de las organizadoras, pero no lo conseguí. Sin embargo, ahora reconozco que el universo y yo estamos en estrecha comunicación. Resultó entonces que casualmente recibí invitación a formar parte de otro Círculo, en este caso de meditación y de trabajo de chakras. Se trataba de una sesión organizada por una de mis maestras de danza árabe, con la que había perdido contacto, lo cual me agradó más.
Aunque reconozco que al principio no sabía de qué se trataba, a la vez no me importó mucho, porque sabía que era mi siguiente paso en el camino de la sanación a través del baile. Conozco aún poco sobre esa anatomía oriental en la que dentro de cada cuerpo habría centros de energía. Al vivir en Ecuador te vas dando cuenta de que este es un lugar antigua y misteriosamente energético, enigmático. Y que es eso justamente, uno de sus grandes tesoros. Oculto, a la vista de todos, escrito en las paredes, en otras lenguas.
Ahora me queda más claro por qué en Ecuador suceden cosas incomprensibles. Desde la política hasta la arquitectura, las palabras y los actos. Así como también por qué pasan manifestaciones un tanto sobrenaturales en la vida diaria. Por ejemplo, justo hace poco, abrí la llave de agua caliente de la ducha y, mientras el baño se llenaba de vapor fui a poner música. Abrí la puerta, pero al entrar a la ducha el agua estaba helada, lo cual me dejó por supuesto atónito. Y recuerdo cómo pude claramente sentir, en el baño lleno de vapor cómo, poco a poco, el agua de la regadera se empezaba a calentar. Este tipo de acontecimientos extraños me ocurren bastante a menudo de forma inesperada. Un par de días después sucedió algo parecido con la llave de agua de la cocina.
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Ahora, mientras voy en camino a este Círculo, escucho muchas aves. Como si estuviesen en el interior del autobús trinando. El sonido es difícil de ubicar y por un momento pienso que alguien lleva jaulas, cubiertas con telas o algo así, pero observo alrededor y no. No hay una sola ave en el interior del autobús ni nada que se le parezca. Y resulta que de pronto, lo que parecía el sonido de una parvada, se convierte en un silencioso soplo de inspiración. Siento como si estuviera dentro de la copa de un árbol que me enseña cuál es camino. Estoy siendo guiado a través del arcano 17, La Luna, hasta la raíz.
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Meditación
Trabajo para el silencio. El silencio tiene misterios. Ahora lo conozco mejor, lo reconozco cuando es sabio, lo reconozco cuando no es sólo silencio y está vivo. Reconozco que es una lengua que sabe mi nombre.
Aprendo así a cultivar y cuidar la semilla del sonido. Aprendo a escucharlo y a tener con él una buena conversación.
Respiración profunda.
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Antes no era tan consciente de mi conexión con la Tierra. Se va perdiendo de diferentes maneras, pero bailar visto así más de cerca, parece tratarse de la combinación de esa conexión con la Tierra. Una herramienta para equilibrar nuestra energía. Pues es mediante él –Muladhara– que nos conectamos con la tierra. Volviéndose así la base de nuestra columna física y energética por lo que es de singular importancia. Pero hay que recordar que estamos trabajando también con nuestra parte más baja del cuerpo: nuestros pies y piernas. Ellos son los que conectan físicamente nuestro Muladhara con la Tierra, siendo una manifestación así también de la dualidad. Así como las funciones de esta zona o disco energético serían: el instinto, la supervivencia y la seguridad, al estar relacionado con nuestros órganos excretores. Es un trabajo energético que permite nutrirse y desechar de una forma equilibrada.
Durante la sesión que duró aproximadamente tres horas con 8 participantes, exploramos con nuestros cuerpos formas de conexión con la Tierra, fue un poco difícil de comprender al principio. Los movimientos tenían que ser pesados y primitivos o inclusive salvajes, de defensa o de ataque. Este baile no tiene movimientos de cadera porque esos trabajarían el segundo chakra. Aquí se trata de despertar nuestro contacto con lo mineral, con los elementos, las fuerzas naturales. La experiencia fue agotadora y muy satisfactoria. Una de nuestras compañeras, una chica –francesa– nos compartió al final del círculo agua aromática preparada con hierbas de su propio jardín y un pastel de una receta muy antigua que aprendió a hacer de la abuela, porque así está honrando su contacto con la tierra.
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Los días siguientes yo estuve practicando con esos movimientos nuevos, más firmes, en las clases de baile con notorias mejorías. Me gustó también la teoría, pero me atraía más esta parte corpórea y vivencial, pero el objetivo es su combinación en una nueva forma de apertura hacia la vida.
Así, temprano antes de llegar al trabajo tuve que solicitar un trámite en una oficina de gobierno y me pidieron actualizar. Me hicieron siete sencillas preguntas y pidieron que firmara. Para mi sorpresa la chica del mostrador me comentó que había fallado a más de la mitad de ellas y que mi firma no coincidía. Y aunque llevaba una identificación oficial, mi apariencia resulta muy diferente por el gimnasio. No quise desesperarme, lo tomé con filosofía y fui a la biblioteca donde escribí a mi maestra de danza árabe contándole esa transformación en la que no fui reconocido. A lo que ella me comentó: “registra esa frase exacta que dices, algo se abrió y se mostrará en el tiempo indicado para ti y tus ancestros”.
Me quedé pensando en su respuesta. De pronto de forma inconsciente hice un cambio de personaje y me puse a trabajar como bibliotecario, investigando más información sobre Jung. Esto me serviría para trabajar mejor con lo aprendido en el círculo seguramente, pero estaba siendo como guiado, entre diferentes temas e imágenes hasta que de pronto encontré algo que robó mi atención. En un video encontré imágenes de su casa donde se mostraba una piedra sobre la que aparecía algo muy similar a una cruz chacana y después imágenes con pie de foto ahí mismo en su casa que decían: Marie Luis Von Franz con José Zavala. La sensación fue otra vez como estar en la bañera llena de vapor, pero con agua fría. Acababa de encontrar a un doctor, mexicano que era del grupo más estrecho de Jung, que llevó a casa de Jung la cultura de México (incluyendo un diccionario de náhuatl) que, además había estudiado psiquiatría en el mismo lugar que nació mi abuelo, padre de mi padre.
José Zavala (1940-2006), nació en Lagos de Moreno, México, y realizó sus estudios de medicina y psiquiatría en Durango. Nacionalizado en Suiza, residió en Zúrich desempeñando allí su actividad como analista junguiano. Mantuvo una estrecha relación con Marie-Louise von Franz, Barbara Hananh y Dieter Baumann, y formó parte del grupo de la Torre en Küsnacht (Turmgruppe), que se creó a principios de los años ochenta en torno a ellos con la intención de preservar el verdadero espíritu de la obra de C. G. Jung.
Contribuciones a la Psicología de Carl Gustav Jung
y Marie-Louise von Franz. Homenaje a José Zavala
Biblioteca de estudios Psicológicos José Zavala
Esta mañana recibí un mensaje donde se me invita al círculo para trabajar nuestro segundo chakra, Swaadistana. Llegó el momento.
Ernesto Zavala
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