¿Quierde que se esconde ahura
lo que nos daña el shungo pes?
En los recuerdos y pensares
que no queremos soltar amumiyu[1].
Intiñan
Aquí no hay líneas rectas, sí que las hay, pero no confíe en ellas. Los caminos son más seguros por los chaquiñanes[2] ¿Cuándo ha visto usted alguna rama recta? Lo construido sobre picos y quebradas igual será siempre picos y quebradas. Por eso tampoco la gente es recta y si alguien lo es, verá: cierto y bueno resulta que desconfíe. Es justico el por eso de los sentimientos cambiantes de una, como el clima. Siga nomás.
Ella, es así y no por esto es de soltarla. Además, es sabia de plantas, rica de semillas y frutos, conoce los antiguos secretos. De músicas y bailes no se diga, con sólo eso sabe curar hasta el soroche[3]. Sus mismas manos son senderos de ríos y veredas que llevan directito a la montaña desde la que se extiende su propia cordillera insospechada. A sus hombros hay un quietito mirador.
No hay modo de descender a su corazón, un modo seguro, pero aun así, busque usted con sus mismos ojos los caminos sobrevolándole. Que ¿quién podrá aventurarse ahí sin perderse? o ¿es que hay que aprender a perder? Ya se irá viendo. Sus pechos son parte de esa cadena de desfiladeros, para llegar cerquita habrá de atravesar neblinas ¿Cómo pues será para buscar sus cumbres? Esa ruta al corazón es sinuosa le advierto, hay otros caminos. Quizá piensa, mejor es de lejos, admirar las aves que planean a sus alturas, escuchar la furia de las cascadas escondidas a sus faldas y arí[4], así el día estará preciso. No… es su oportunidad, ella se va a volver, acompañarala[5].
*
Sigo su cuerpo hambriento de páramo furioso. ¿Qué mismo es el embrujo de esta warmi[6]? Subiendo por las montañas la ciudad se hacía cada vez más diminuta o quizá se ve como es. Quito, Quito, chiquito. Está a punto de atardecer y hay luces de rayos, pero no hay nubes, mucho menos truenos ¿Qué mismo será? Mira ve, rayos iluminando los arbustos y la vereda. Ya entiendo que es la risa de taitico[7] Dios que ilumina todo hasta las raíces ¿No es así mismo que él hace? Achachay[8], vamos cada vez más alto y ella sólo cubriéndose con los últimos rayos del sol. Al viento las chuquiraguas[9] bailan un San Juanito.
La sombra de ella se alarga, intihuatana[10]. Es su sombra la que toma con una mano a mi sombra mientras ella toca con la otra una wachuma[11]. Las piedras a mi alrededor dicen:
– ¿Has dejado algo para llegar aquí? ¿Qué nos trajiste?
– No es para que despiertes, es para que te levantes.
– Para que te rebeles.
– Es que tú has sido, hasta ahora, también parte de la ilusión.
*
“Memoria de la visita a un puesto de hierbas donde la vendedora me presentó a su hija, encargada de las plantas sagradas.”
[1] ¿Dónde se esconde ahora lo que nos daña el corazón pues?
En los recuerdos y pensamientos que no queremos soltar amor mío.
[2] Veredas zigzagueantes.
[3] Mal de altura.
[4] Sí
[5] ..ella no tarda, acompáñela.
[6] Mujer
[7] Papá
[8] Qué frío
[9] Planta medicinal que crece a más de 3500 mts. Su flor es muy apreciada.
[10] Reloj de sol.
[11] Planta Sagrada sudamericana usada desde hace 3000 años aprox.