Contrario a lo que muchos detractores del régimen nacional hubieran querido, el encuentro bilateral entre los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden se dio de manera cordial y respetuosa.
Si bien no se signaron acuerdos o programas binacionales para atender el cúmulo de problemas existentes entre ambas naciones, tampoco hubo reclamos ni confrontaciones, lo cual es un signo muy positivo para caminar conjuntamente en la ruta de solución de las principales necesidades económicas, sociales y políticas.
No asomaron en la visita a Washington resentimientos por la ausencia presidencial mexicana en la pasada Cumbre de las Américas, lo que significó un respeto a las decisiones de México y no la imposición hegemónica de criterios.
El tema central fue el de la migración, para el que se abrió una posibilidad de alcanzar un acuerdo binacional para otorgar visas temporales de trabajo para 300 mil o más mexicanos que vayan a cubrir el déficit de mano de obra allá existente, pero en condiciones dignas de trato, salarios y prestaciones, y no de explotación y discriminación como lo es ahora.
En lo económico la sola presencia en buenos términos del presidente mexicano en la Casa Blanca ofreció confianza a los inversores estadounidenses que ayer ofrecían 40 mil millones de dólares en capitales para proyectos nuevos y en desarrollo en nuestro territorio.
Biden se mostró cálido, pero cauteloso se dijo “ansioso”, pero sin acciones concretas para entrar a resolver los temas centrales de la relación indestructible de estos vecinos.
Lo positivo de la visita quizá se pueda resumir en una frase de Biden “espero que mis acciones durante toda mi carrera hayan mostrado el respeto que le tengo a México. Es un país independiente, un gran país y le tengo a usted (dijo a AMLO) muchísimo respeto”.
Si este respeto mutuo se mantiene, la visita fue un éxito.
AHORROS
En el mundo las condiciones y reacomodos geopolíticos enturbian cada vez más el futuro. Ni Rusia ni Estados unidos han obtenido beneficios en la nueva guerra fría del siglo XXI, en cambio sí han desatado una carestía mundial con escasez de alimentos y mayor empobrecimiento en todas las naciones, pobres y ricas.
La inflación en cadena sufrida está incontrolable y las expectativas son de recesión mundial. Así las cosas.
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