Tres medios de comunicación, dos portales estadunidenses, y un Alemán (ProPublica, Insigt Crime y DW), difundieron información, sin prueba alguna y de manera casi simultánea, que para la campaña presidencial del 2016 el candidato Andrés Manuel López recibió entre 2 y 4 millones de dólares “a cambio de la promesa de que en un futuro gobierno toleraría las operaciones del Cártel de Sinaloa”.
Esto produjo los llamados “#hashtag”: “#NarcoPresidenteAMLO” y Claudia “#NarcoPresidenta”, y aunque las mismas autoridades estadunidenses informaron que no había elementos para asegurar que hubiera habido vínculos de Andrés Manuel López Obrador con el crimen organizado, el “#hashtag” se sigue utilizado y se ha reproducido más de 150 millones de veces en México y en el mundo.
Más allá de buscar golpear políticamente al López Obrador, el que se repita el mensaje y se borde el tema con insistencia como lo han hecho desde políticos como Marko, el gris, Cortés, la senadora panista Kenia López Rabadán, jefa de la oficina de Xóchitl Gálvez, incluso ésta mima, siguen insistiendo en la ficción. Percibo que el propósito es otro.
Quienes están detrás de Xóchitl Gálvez, un puñado de políticos del PRI y PAN; empresarios quienes ha financiado con cientos o miles de millones de pesos las campañas negras como: “López Obrador un peligro para México”, tienen más que claro que su candidata no va a ganar como lo dicen todas las encuestas, amén de que el “fenómeno Xóchitl” nunca lo fue. Ese “fenómeno” lo construyeron un grupo de “analistas” como Héctor Aguilar Camín.
Xóchitl se viene tropezando desde que la designaron como candidata presidencial, porque fue falso que haya ganado una encuesta entre la población, pues esta nunca se realizó. Sus limitaciones son más que claras como se evidenció cuando le falló el telepronter y no supo ligar una idea, improvisar, pues.
Además sus corruptelas, como el plagio de una tesis o los conflictos de interés; lo mismo su incapacidad para poder realizar una simple operación matemática a pesar de que presume ser una ingeniera “xingona”, pero también el que la acompañen personajes oscuros como Daniel Cabeza de Vaca o Alejandro, alito, Moreno, o el mismo Felipe Calderón, por sólo mencionar a tres piedras en sus zapatos.
El “prodigio” de una mujer venida de abajo, indígena, fue sólo una quimera, y menos de que venga de la izquierda. Eso sí, una “fotógrafa de fiestas de cumpleaños” de Diego Fernández de Cevallos y sus amigos de la “mafia del poder”, una especie de ujier.
Es por ello que alrededor de las notas de Tim Golden y de Anabel Hernández quienes aseguraban que El Peje sí había sido financiado por el narco; se sigue sosteniendo esta versión para generar en la población no la idea, sino el convencimiento de que el narco se está metido en el referéndum electoral que viene, ante la decepción que ha sido Xóchitl.
Desde luego no se puede negar que varios grupos de la delincuencia organizada están metiendo las manos en el proceso electoral como ocurrió en elecciones federales pasadas. Llama la atención el número creciente de los atentados contra candidatos, funcionarios del INE y hasta en contra de la población o la declaración del líder de un grupo criminal Los Ardillos en Guerrero quien dice que Los Zetas financiaron en el 2016 la campaña de AMLO. Por cierto la nota es de Latinus, cuyo noticiero conduce Carlos Loret, famoso por sus montajes periodísticos.
Por eso, vale la pregunta: ¿Con qué propósito y de parte de quién?
Los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), han señalado que “es posible anular elecciones por la participación de grupos de la delincuencia organizada”.
Nadie puede negar que existe un problema de inseguridad en el país, pero también es cierto que en las últimas semanas, su ocurrencia ha sido exponenciada por los medios de comunicación, y se liga con el proceso electoral en ciernes, por lo que la oposición política, económica y mediática fortalece su narrativa de que el narco está metido en la elección, y de que habrá, además, una elección de Estado, creando un clima para favorecer la anulación de la elección.
Ya lo señalaba arriba, hechos mediáticos como el asesinato de los familiares del senador por Morena Ricardo Monreal, los ataques a los transportistas en Guerrero, el asesinato de aspirantes a cargos de elección popular y otros muchos casos más, no se debe descartar que detrás de todo esto, en buena media, esté la “nomenklatura” política y económica que busca regresar a los privilegios del pasado.
La narrativa de que al actual es un “gobierno narco”, tiene una intención clara, crear un clima que justifique que el 3 de junio o días después, la presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei Zavala declare ilegal la elección presidencial.
Esto es el otro propósito del “hashtag” “#NarcoPresidenteAMLO”: Ganar a la mala.
Que no le cuenten…
“El transfuguismo electoral. Un debate constitucional en México”, de la hemeroteca virtual SciELO de la UNAM, dice del “transfuguismo” de los políticos: “…el transfuguismo es parte de la forma de hacer política: cambiarse de partido ofrece la posibilidad de ganar el poder. La deslealtad o la disidencia partidistas comenzaron a ser rentables: presentarse con otras siglas a las elecciones y romper, por ende, con el viejo régimen que los formó…”.
“¡Horror!”, y con razón reclama encabronada la militancia morenista al ver que en la lista de candidatos a diputados federales y locales aparecen un buen de priistas y panistas señalados de corruptos y otras “linduras”. Palomeados están Luis Miranda Barrera, hijo del exsecretario de Desarrollo Social en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, Luis Miranda Nava o Tony Gali López, hijo del exgobernador panista Tony Gali Fayad. También René Vivanco propuesto a una diputación por Benito Juárez en la CDMX.
El 8 de junio de 2016 Vivanco se refería al Presidente Andrés Manuel López Obrador como un “payaso”, “cínico”, “mentiroso” y “cobarde”. (SinEmbargo).
Parece que en Morena “no entienden que no entienden”. Ya se le olvidó Lily Téllez, Germán Martínez Cázares y muchos más.