Mónica Palencia Núñez es la mexicana ministra del Interior de Ecuador en Asuntos de Seguridad Policial. Cuando la invasión a la embajada de México para sacar al ex vicepresidente Jorge Glas, muchos supusimos que, por sus funciones, ella fue quien dio la orden final para que la policía nacional de ese país asaltara la sede diplomática azteca; es decir, como si hubiera sido una invasión a territorio mexicano.
El poder que tiene Palencia Núñez es mucho. Viene siendo algo así como la secretaria Gobernación aquí. El pasado miércoles, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa se ausentó de Ecuador para viajar a Miami, su ciudad natal, para una visita privada.
Le dio la vuelta a la denuncia de México. No quiso enfrentar la acusación ante el Tribunal de Justicia, donde la canciller mexicana Alicia Bárcenas pidió suspender a Ecuador de la ONU sino se disculpa.
Cuando aquí, en nuestro país, nos enteramos que una señora mexicana era quien había ordenado la invasión, y que tiene doble nacionalidad, mexicana y ecuatoriana, no descartamos que se le podría declarar como “traidora a la patria”.
El jueves el presidente López Obrador dijo que su gobierno iba a denunciar la acción del mandatario ecuatoriano por la invasión a nuestra embajada en Quito, pero al mismo tiempo dijo no estar de acuerdo que a Palencia se le declare “traidora a la patria”, porque, según ella, no fue quien dio la orden de invadir la representación diplomática de su propio país, sino el presidente Noboa.
López Obrador argumentó, de alguna manera, que Mónica Palencia no debe se le debe castigar con un delito considerado de extrema deslealtad a su país.
La duranguense aseguró en un mensaje grabado: “no fui parte de la decisión, no fui parte de la ejecución y de ningún otro acto posterior”. No coincido con el presidente de que Mónica Palencia no tuvo ninguna responsabilidad. Ella participó, al menos indirectamente por omisión en la invasión a nuestra sede diplomática. Palencia Núñez sabía a lo que se estaba enfrentando en su país de origen, a 3 mil 866 kilómetros y casi seis horas de vuelo.
Sabe de leyes. Estudió en la Universidad Juárez de Durango. Su padre Héctor Palencia, quien falleció en 2004, fue catedrático de esa institución, profesor de derecho; es reconocido por su aporte a la cultura del estado, mientras que su hermana, Martha, psiquiatra, hoy es candidata a diputada federal por Movimiento Ciudadano (MC), partido en el que ha militado desde que era Convergencia.
Desde luego que Mónica Palencia tenía claro que en México el Senado la puede declarar “traidora a la patria”. Para su tranquilidad, López Obrador ha dicho que no está de acuerdo con que se le declare con ese término por estar al servicio de una nación extranjera en contra de la propia.
Argumenta ella, a su favor, que le había pedido a Noboa, antes de la invasión: “excúseme señor presidente de no saber absolutamente nada del tema de la embajada mexicana, yo tengo un conflicto de interés por mi doble nacionalidad”.
Sin embargo, legisladores ecuatorianos tienen serias dudas de que ella no fue quien ordenó la acción policiaca contra la embajada de su país, es decir, contra México. Aunque no haya sido ella la que firmó el ofició, tenía conocimiento, insisto, de que sucedería un acto feroz contra la seguridad, contra la soberanía nacional y contra el personal diplomático mexicano en Quito.
Si partimos de lo que señala el Código Penal Federal (Última reforma 08/05/2023), en su segundo libro, Título Primero, artículo 123, sobre delitos contra la Seguridad de la Nación, Martha Palencia debería ser declarada traidora a la patria, porque al menos por omisión, participó en un delito que puede considerarse como un acto contra la independencia, la soberanía o integridad de la nación mexicana.
Es claro que sabía que el gobierno del país que le otorgó la nacionalidad ecuatoriana, tenía un plan para ingresar a la embajada y someter a los representantes diplomáticos mexicanos a un gobierno extranjero, en un acto, a todas luces, hostil.
Palencia Núñez estuvo hace tres semanas aproximadamente en Durango. Vino a visitar a su familia, y ofreció entrevistas con diversos medios de comunicación en su estado natal, donde expresó su amor y respeto por México, pero también por Ecuador, donde vive desde hace 40 años.
Se casó 1985 con un arquitecto ecuatoriano quien falleció en 2014 y tuvo como segunda pareja a un médico y político de larga trayectoria diplomática en Ecuador, quien también murió.
Si no firmó la orden, sabía con precisión que el gobierno de Daniel Noboa invadiría territorio nacional, es decir la embajada mexicana, en un acto “brutal” contra la soberanía del país donde nació y vive su parentela.
Mónica Rosa Irene Palencia Núñez tiene una responsabilidad política y, al menos, de principios y moral en la irrupción violenta del territorio mexicano, la embajada, por lo que, bien puede merecer ser declarada “traidora a la patria”.
Que no le cuenten…
Pasó de ser bien “xingona” a ser bien “güey”, y todos los días.