Hace un par de años, una amiga, me preguntó: ¿por qué las fake news? Antes de que le explicara el por qué, desde mi punto de vista, ella misma se respondió: “Es para descalificar al presidente y a su gobierno, para hacerlo perder simpatizantes, ¿o no?, buscó saber si estaba en lo cierto.
El 23 de junio del 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que en las mañaneras habría una nueva sección: “Quien es quien en las mentiras”. El propósito era combatir las noticias falsas que en medios de comunicación y redes sociales que se publicaban por docenas todos los días, particularmente las que tenían que ver con las políticas públicas para enfrentar la pandemia del Covid-19.
Explicó que se le había ocurrió ese espacio, porque días atrás se había difundido una de las muchas mentiras contra él y su familia que corrían en las redes sociales. En Twitter circuló que uno de sus hijos iba a comprar al equipo de futbol de la Cruz Azul.
Detalló que uno de los propósitos era exhibir, en las mañaneras, las fake news que se publicaban; buscaba que la población conociera las mentiras y no se las tragara, además de la falta de ética de políticos, de medios de comunicación y de periodistas.
Quienes han analizado este “fenómeno” que ocurre en todo el mundo, afirman que tiene un propósito, “difundir de forma masiva, información falsa de interés público, a sabiendas de su falsedad con la intención de engañar o confundir, desinformar, crear pánico en las personas, implantar angustia y promover conductas incorrectas”.
Si bien hoy la población está mejor informada, y por ello no es fácil que caiga en mentiras; hay un sector que las da como ciertas; no investiga, además, supone, cuando las difunden o replican periodistas “reconocidos”, famosos, líderes de opinión, las creen verdaderas.
Su capacidad de propagación es muy elevada, no se crean por una ocurrencia. Tienen un propósito claro. Las fake news, durante la pandemia y ahora por el huracán Otis, son producto de una estrategia y tienen objetivo muy claro, golpear al gobierno lopezobradorista, amén de que tienen un respaldo económico multimillonario para su creación, producción y que lleguen a la mayoría de la gente.
Tan sólo hay que recordar “Operación Berlín”, aquella campaña que planificó y operó el escritor Enrique Krauze para “descarrilar” la candidatura del 2018 de López Obrador, y que fue financiada por Agustín Coopel, dueño de tiendas Coopel, Alejandro Ramírez, propietario de la cadena Cinepolis y Germán Larrea, el segundo hombre más rico de México.
A penas una semana después de iniciar el “Quién es quién en las mentiras de la semana” en Palacio Nacional, Ana Elizabeth García Vilchis, señaló a Raymundo Riva Palacio como el periodista que más noticias falsas había difundió durante esa primera semana.
Desde entonces lo ha seguido acusando de lo mismo pero también a otros periodistas como a Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Pascal Beltrán, Ricardo Alemán; Carlos Loret, Héctor Aguilar Camín, José Cárdenas, Jorge Fernández Meléndez, Leo Zukermán, Carlos Alazraky y muchos otros.
Durante la pandemia, las fake news, fueron un instrumento de los opositores para descalificar las políticas públicas con las que el gobierno de México enfrentaba una crisis de salud mundial. De acuerdo con el estudio: “Radiografía sobre la Difusión de Fake News”, nuestro país llegó a ocupar el segundo lugar en el consumo de noticias falsas en todo el mundo, después de Turquía, según comentó en Aristegui Noticias, en abril del 2020, Rubén Uriel Rivero, académico de la Universidad del Valle de México.
La devastación que dejó Otis está siendo aprovechada por los mismos, y tiene un objetivo similar como cuando la pandemia: cultivar en la población la idea de insolvencia del gobierno para enfrentar la tragedia. Cuando apenas habían pasado unas cuantas horas y todas las comunicaciones estaban rotas, políticos y periodistas acusaban “indolencia e incapacidad” del gobierno.
Allí está un audio de 13 minutos que circuló profusamente por WhatsApp de un tal “Omar Flores del 401” de la residencial de Pichelingue en el que narraba que elementos del Ejército y la Guardia Nacional lo había golpearon a él y a sus hijos, que les robaron todo lo que traía, pero que su hijo se pudo guardar el celular entre las piernas el celular con el que pudieron grabar el mensaje de audio. Este supuesto hecho fue desmentido, por fortuna, por varios medios y hasta por el presidente de la Cruz Roja, Carlos Freaner Figueroa.
Federico Arreola García, quien analizó esta feke news, considera que ese audio, es la de mayor propagación en años en nuestro país con una narrativa con elementos que iban a generar indignación entre quienes lo escucharan y, por supuesto, lo iban a reenviar.
Una de nuestras obligaciones como reporteros, como periodistas, es confirmar la información que pudiéramos utilizar cuando la publicamos en algún medio de información; debe estar sustentada y la fuente debe ser confiable, situación que muchos periodistas “prestigiados” han pasado por alto o, más bien, saben que están publicando mentiras para generar enojo entre quien los leen o, al menos, duda.
Son muchos casos como el de López Dóriga, quien, con una clara intención de golpeteo político, ha subido a su cuenta “X”, información falsa como la que el 29 de diciembre retomó de otro comunicador de larga experiencia, Rubén Cortés con quien Dóriga trabajó en Televisa. El mensaje les fue desmentido de manera inmediata. Era un hecho que había ocurrido en 2019 en el Estado de México y que ambos quisieron hacer creer que había sucedido en Guerrero a consecuencia de Otis.
Como en aquel momento, cuando la pandemia, a lo largo del sexenio y ahora con Otis, uno de los propósitos de las noticias falsas, o de los comentarios descalificadores, “es generar desorden, inestabilidad, coraje e indignación”.
Hay un sector en que las feke news cumplen con su propósito desinformador, sin embargo, los generadores de mentiras han fracasado en buena medida en su golpeteo político, aunque de alguna manera existe un sector social en el que tienen efecto, bajo aquella máxima que “cuando no mancha tizna”.
En un trabajo titulado: “Qué es lo que los periodistas deben saber sobre el rol de la inteligencia Artificial en la desinformación”, de la Red Internacional de Periodistas (Ijnet) con la firma de Muskan Bansal que se publicó el 25 de octubre pasado, el periodista señala que “podría decirse que la eficacia de las campañas de desinformación no depende de la calidad del contenido, sino de las creencias preexistentes de la gente de que algo puede ser cierto”. https://ijnet.org/es/story/qu%C3%A9-es-lo-que-los-periodistas-deben-saber-sobre-el-rol-de-la-ia-en-la-desinformaci%C3%B3n
Cientos de mensajes por cuentas de “X”, Facebook, WhatsApp circularon por redes sociales donde se denunciaba que el gobierno no estaba haciendo nada, que había muchísimos muertos, que el Ejército los robaba, los golpeaba; que no había luz, que no contaban con servicio de telefonía celular, que no había internet.
¿Cómo es que estaban tan bien informados de lo que supuestamente estaba ocurriendo en otros puntos de Guerrero si no había energía eléctrica, si no había internet?
Que no le cuenten…
Con cara de compungida, abatida, Ninfa Salinas Sada lanzó un llamado “desesperado” a los televidentes, propiedad de su padre, Ricardo Salinas Pliego para que lleven a las instalaciones de la televisora, “alimentos enlatados, artículos de higiene, medicinas, material de limpieza todo lo que puedan donar en Banco Azteca” para Guerrero. “¡Por favor les pido ayuda”! dice frente a la cámara, aparentando estar preocupada, pero nunca se atrevió, desde luego, a anunciar que Elektra, les daría a esa gente en desgracia, un plazo de gracia para no pagar los abonos de la plancha, del refrigerador, del ventilador, de la lavadora, del celular, al menos en los próximos seis meses y que no se les cobrará intereses. ¡Eso nunca! ha de decir el dueño de TV azteca.