Que no le digan…
Fuera de la ciudad de México y sin poder estar muy atento a la información de noticieros y de redes sociales, me encontré con el anuncio que, a través de su cuenta de X, la lectora de noticias, Azucena Uresti anunciaba que después de 20 años dejaba en Milenio, la casa donde, dijo, “crecí profesionalmente”, y que allí aprendió de “los mejores periodistas y crear lazos de amistad.”
Destacaba que “los ciclos terminan” y “dadas las circunstancias actuales”, este viernes pasado fue su último día en la empresa periodística que edita Milenio Diario, que además de tener un canal de televisión en la Ciudad de México y Monterrey, produce diferentes productos informativos, donde por cierto escriben políticos, periodistas y analistas, textos muy críticos contra el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador: Carlos Marín, Joaquín López Dóriga, Diego Fernández de Cevallos, por mencionar tres.
La conductora del noticiario “#AzucenaALas10”, en el último párrafo de su cuenta de X, y después de agradecer a sus compañeros y al público por “confiar en nuestro trabajo y seguir lo que pasaba en esta pantalla”, escribió algo que, desde luego, llamaba la atención:
“Me siento muy orgullosa porque aquí se han escuchado las voces de todos, las voces de aquellos que son silenciados”.
“Son silenciados”. Un par de palabras que desde luego brincan, generan suspicacia.
Momentos después empecé a ver un cúmulo de reacciones de compañeros; unos de plano afirmando de que en México tenemos “un gobierno tirano”, que no hay libertad de prensa, que se censura.
Desde luego, también, muchos políticos y articulistas no perdieron la oportunidad de írsele a la yugular al presidente, y expresarle su “solidaridad” a la conductora. Acusaban al gobierno de ser responsable de la salida de la conductora como “un acto de censura”, de “intransigencia”, de “presión” hacia los medios.
Por ejemplo, Denise Dresser, afirmó en su cuenta de X, que “la valiente @azuecenau se despide de Milenio TV aludiendo `presiones` y a las circunstancias actuales´. Igual que ella otros tantos dieron como un hecho que la conclusión del ciclo de Azucena en Milenio Televisión se debió a que el gobierno “no tolera la crítica”.
Personajes como el expresidente Felipe Calderón, su esposa Margarita Zavala y su comunicador Max Cortázar, con todo el cinismo de mundo le expresaron su solidaridad con Azucena. Felipe Calderón aseguró que la conductora “fue victima de una expulsión de @Milenio en contexto de agresión y mentiras del Pdte lopezobrador_ y que ella denunció es un reflejo del autoritarismo presidencial y de la dictadura a la que aspira.”
Cinismo total. Desde luego Calderón no olvida, aparenta tener amnesia, sí, pero está claro que él operó a través de Max Cortázar para que sacaran del aire a Carmen Aristegui de MVS, como lo denunció la misma periodista, por haberse referido al presunto alcoholismo que se decía padecía el presidente Calderón.
El problema de todos estos que aprovecharon la salida de Azucena de Milenio TV, fue que reaccionaron a bote pronto y dieron como un hecho que el gobierno de la 4T había operado para sacar del aire a Azucena Uresti por serle incómoda al “señor presidente”.
No, Azucena no sale de Milenio por culpa del “gobierno autoritario” como afirman todos estos comunicadores y políticos que durante todo estos más de cinco años de gobierno han podido escribir, documentar, comentar, calumniar, desinformar, difamar, confrontar en medios escritos, electrónicos, radio, televisión, redes, incluso en los mismos medios públicos, lo que han querido, incluso ofendiendo.
Sí, la confrontación diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de muchos comunicadores no me parece haya sido lo mejor. No me gusta. Pero también hay que recordar que López Obrador fue agraviado durante muchos años antes como cuando buscó ser gobernador de Tabasco y fue víctima de un fraude electoral por parte de Roberto Madrazo.
Los medios en ese entonces no informaron de aquel “Éxodo por la Democracia” desde Tabasco a la Ciudad de México para denunciar el fraude. En las redacciones la instrucción era pegarle al tabasqueño; hubo mucho dinero de por medio para ese propósito par medios y reporteros.
Lo he denunciado aquí, en La Crónica de Hoy que dirigía Pablo Hiriart, me cambiaban mis notas durante el tiempo que cubrí el PRD; el propósito era golpear a López Obrador y al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas; descreditar al PRD. Por eso renuncié a ese diario.
Insisto, creo que el presiden ha estirado demasiado la liga, tal vez, como una manera de cobrárselas a los comunicadores; tiene derecho a la réplica y la ejerce directamente. Antes el presidente en turno no se metía cuando le incomodaban las criticas o quería que corrieran a algún reportero; simplemente mandaba a su coordinador de comunicación social y éste se encargaba, en corto, de “arreglar” el asunto.
Quienes salieron a solidarizarse con Azucena Uresti de manera inmediata, aprovecharon el momento para crear un clima ficticio de que la censura se practica desde el gobierno. Falso. De esto dan cuenta los cientos, miles de notas, declaraciones y artículos que a diario leemos y escuchamos en todos los medios contra el presidente y su gobierno.
Azucena no se fue de Milenio por censura, se va a un proyecto nuevo que, como ya se ha empezado a saber, la conductora va a Grupo Fórmula en lugar de Oscar Mario Beteta, se afirma, para recuperar el rating perdido. Ella debió precisarlo para no generar falsas versiones. O ¿tal vez lo hizo a propósito, teniendo claro de lo que iba a generar? El noticiero arrancaría el próximo 5 de febrero.
Que no le cuenten…
¡A qué políticos! ¡A qué comunicadores! Otra vez quedaron en ridículo.