Siempre es bueno voltear a ver el pasado; mirar atrás y escuchar los sonidos que se quieren silenciar, esconder; que nadie los recuerde; que nadie los razone porque retumban las conciencias; porque son el contexto para entender mucho del porqué vivimos hoy lo que vivimos, del por qué quieren que olvidemos.
Era el 7 de abril de 2005, el ciudadano Andrés Manuel López Obrador subió a la tribuna de la Cámara de Diputados para defenderse del juicio de procedencia en su contra que momentos después el Pleno de la Cámara de Diputados, erigido en Jurado de Procedencia, lo habría de declarar “culpable”.
“Comparezco con dignidad ante este tribunal por el juicio de desafuero en mi contra; muy poco voy a argumentar en términos jurídicos sobre la falsedad de este juicio.
“Tengo la certeza absoluta de que no se me juzga por violar la ley sino por mi manera de pensar y actuar y lo que pueda representar junto con otros mexicanos para el futuro de nuestra patria.
“Quienes me difaman, calumnian y acusan son los que se creen amos y señores de México, son los que en verdad dominan y mandan en las cúpulas del PRI y del PAN; son los que manejan el truco de llamar populismo o paternalismo a lo poco que se destina en beneficio de las mayorías, pero nombran fomento a lo que se les entrega a las mayorías rapaces.
“Son ellos, los que tienen mucho miedo a que el pueblo opte por un cambio verdadero, y ese miedo cobarde de perder privilegios los lleva a tratar de aplastar a cualquiera que atente contra sus intereses y proponga una patria para todos, y una patria para el humillado”.
Ese día, en su mensaje, Andrés Manuel dio a conocer que un empresario le había contado que un grupo de empresarios se habían reunido el 10 de junio del año anterior en la casa de Rómulo O´Farril Jr., en San Jerónimo Lídice, en la Magdalena Contreras, donde se había convocado a una sesión ordinaria del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN). El padre del anfitrión, del mismo nombre, había sido dueño del desaparecido diario Novedades y expresidente del consejo de Televisa.
En ese encuentro, 30 de los hombres más ricos del país le reclamaron de manera directa al entonces presidente Vicente Fox por no haber llevado a cabo las privatizaciones que les había prometido y la reforma fiscal, pero más aun, le exigieron -narró en mismo Andrés Manuel a los diputados que lo enjuiciaban-: “por ningún motivo permitas que ese populista de Andrés Manuel llegue a la Presidencia”.
Entre esos potentados que le exigieron a Fox que impidiera López Obrador buscar la Presidencia, estaban, por mencionar algunos, Germán Larrea (Minera Grupo México), Valentín Díez Morodo (Grupo Modelo), Antonio Madero Bracho (Grupo San Luis) Gastón Azcárraga (Grupo Posadas), Lorenzo Servitje (Grupo Bimbo), Joaquín Vargas (MVS), Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Lorenzo Zambrano (Cemex), Roberto Hernández (Banamex), Alberto Bailleres (Industrias Peñoles) y José Antonio Fernández (Grupo Femsa) y Claudio X González, (Kimberly Clark).
La revista Proceso en ese entonces destacó un dato importante: “la mayoría de los magnates de ese organismo (…) que funge como grupo de presión, tiene deudas con Carlos Salinas”.
Originario de Tepetitlán, Municipio de Macuspana, Tabasco, Andrés Manuel inició su carrera política en 1976 cuando apoyó a su mentor político que buscaba ser candidato al Senado de la República, al poeta tabasqueño, Carlos Pellicer. Años después, el 9 de noviembre de 1989, fue víctima de un primer fraude electoral en su contra que favoreció al priísta Salvador Neme Castillo cuando buscó ser gobernador de su estado natal por el Frente Democrático Nacional (FDN), antecedente del PRD.
De nueva cuenta, en 1994, un nuevo fraude se practicó en su contra. Fue entonces que el presidente Ernesto Zedillo admitió que se realizaran en Tabasco unas nuevas elecciones. La enviada especial del diario La Jornada, Rosa Icela Rodríguez, publicó notas (20-Jun-1995) a partir de documentos originales (pagarés y facturas) que en cajas se le habían entregado al candidato López Obrador que daban cuenta de cómo el gobierno de Manuel Gurría Ordoñez había transferido cientos de millones de nuevos pesos a la campaña del priísta Roberto Madrazo Pintado.
Aquellos recursos financieros sirvieron también para comprar plumas de medios tabasqueños y de la capital del país para golpear políticamente al joven político.
Es conocido de sobra el fraude en su contra en el año 2006 que favoreció al panista Felipe Calderón y en 2012 al aspirante del PRI, Enrique Peña Nieto. Ambos fueron los candidatos a quienes López Obrador llamaba “la mafia del poder”; de los hombres más ricos del mundo y, por consecuencia, de los más poderosos del país.
Desde aquel entonces, López Obrador fue objeto de rudas y sucias campañas en su contra. En diferentes momentos he contado aquí, cómo en La Crónica de Hoy, diario donde trabajé como reportero, cubriendo al PRD, cambiaban mis notas para golpear al tabasqueño; que lo mismo les sucedía a otros compañeros en los diarios o noticieros de la radio y televisión en donde trabajaban, por eso renuncié a La Crónica.
Pero aquello más que debilitar a AMLO, lo fortalecía y provocaba que la población lo viera como víctima no sólo de los gobiernos panistas y priísta; también de la derecha empresarial.
La llegada en 2018 al gobierno de México de Andrés Manuel López Obrador significó el triunfo de varias vertientes de la izquierda y la derrota de la derecha que hizo que los enemigos históricos se unieran (PRI, PAN y PRD). La consigna era muy parecida como cuando el desafuero, por ningún motivo se debería permitir que el movimiento “populista” del obradorismo volviera a ganar.
Como cuando en la casa de Rómulo O´Farril Jr. se reunieron, esta vez fue en la residencia de Claudio X. González en las Lomas de Chapultepec en el 2024, desde donde el empresario pasó la charola a un cúmulo de empresarios aliados que depositaron cifras millonarias para continuar con el clima de linchamiento contra político incómodo de siempre, pero también contra la candidata presidencial del Morena, Claudia Sheinbaum Pardo.
En la memoria de quienes asistimos en 2018, de quienes estuvieron en el Zócalo de la Ciudad de México, las imágenes del “triunfo de la esperanza” están aún frescas, permanecen, lo mismo que los momentos cuando Claudia anunció la noche del 2 de junio pasado su triunfo, en el mismo espacio, en el mismo lugar del festejo de seis años atrás.
Sí, permanece en la historia, intacto aquel discurso en el recinto legislativo de San Lázaro cuando la derecha buscó acabar con la carrera política del López Obrador: “Tengo la certeza absoluta de que no se me juzga por violar la ley sino por mi manera de pensar y actuar y lo que pueda representar junto con otros mexicanos para el futuro de nuestra patria”. No lo pudieron acabar.
Aquel día López Obrador terminó su discurso. “(…) Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mi nos juzgue la historia”.
Que no le cuenten…
¿Quién está detrás de las marchas contra la reforma judicial? Dice el Doctor en Ciencia Política, por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Hugo Luis Sánchez Gudiño, que la protesta “estudiantil” podría “encender la pradera”. Eso es lo que la derecha pretende. Es claro quiénes son los que ya sacaron la cajetilla de cerillos.