Con la decisión de los partidos de oposición que integran la Alianza Va por México de emular a Morena en la forma de selección de su candidato a la presidencia de la República con encuestas y pronunciamientos, pierde la posibilidad de frenar a las corcholatas con medidas de apremio de ley.
Al actuar de manera similar será difícil que encuentren eco en los magistrados de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, conocido como Trife, por actos anticipados de campaña que pudieran ser severamente sancionados.
La oposición se presenta sin brújula, sin programa electoral, sin planes de acción y sin candidato, por más que tengan a más de una docena de aspirantes a la candidatura presidencial.
Entre los muchos que quieren ser los abanderados opositores, se duda que haya alguno que realmente pueda contar con el respaldo popular para vencer a quien resulte ser el postulado por el partido en el gobierno.
Santiago Creel es el político de mayor experiencia, solidez, y prestigio de los que se han pronunciado para alcanzar la candidatura, pero para llegar habrá de pasar diversos filtros hasta llegar a la terna por la que se votará para tener un ganador.
Los otros suspirantes son, sin orden preferencial alguno, Beatriz Paredes, Lilly Téllez, Gustavo De Hoyos, José Luis Preciado, Ildefonso Guajardo, Alejandro Murat, Xóchilt Gálvez, Enrique de la Madrid, Claudia Ruiz Massieu, Juan Carlos Romero Hicks, Gabriel Quadri, Silvano Aureoles y José Ángel Gurría.
Con ellos al frente se crea el Frente Amplio por México, el encargado de llevar el proceso de elección de la Coalición Va Por México, de PRI, PAN y PRD, mismos que siguen ilusionados con poder convencer a Movimiento Ciudadano, para tener mayor competitividad en los comicios del 2024. Veremos.
SUSURROS
El mundo se cimbró con la intentona de golpe de Estado contra Putin, por parte de un líder mercenario Yevgueni Prigozhin, pero en 48 horas todo se desvaneció para fortuna del gobierno ruso, enfrascado en una guerra con Ucrania.
En occidente, muchos festejaban la rebelión más por sus anhelos que por su análisis de los hechos, que culminaron en una negociación en la que los insurrectos no serían juzgados y su líder Prigozhin estaría a salvo en Bielorrusia.
El propio revoltoso aclaró que su levantamiento no fue un intento de derrocar a Putin, sino una protesta por errores cometidos en la operación militar en Ucrania.
Ahora Rusia recupera su posición de equilibrio en la nueva composición geopolítica en la que la unipolaridad dominada por Estados Unidos da paso a un esquema tripolar entre Washington, Moscú y Pekín.
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