Que no le digan…
¿Cómo podemos creerle a un grupo de “notables” en la política, la academia, la economía, el deporte que se encontraron en el Word Trade Center (WTC) con el propósito de “recomponer al país” ante –dicen-, un “Estado omiso y autoritario que militariza desde el poder?”. Fue el lanzamiento de una nueva organización: “Méxicolectivo”.
Para cumplir tal propósito varios de ellos tuvieron reuniones por poco más de un año que les permitió redactar un documento de 50 cuartillas dividido en cinco grandes rubros en torno a la problemática del país: un México en paz y con desarrollo; igualdad y calidad de vida; prosperidad, marginación y discriminación, globalización y medio ambiente. Interpretación de las radiografías con la que se puede coincidir, pero no con quien receta el tratamiento.
Días antes del evento –el lunes pasado- se filtró que uno de esos “notables” era el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, aquel que en 1987 decidió romper con el PRI, no sí antes, demandar reglas claras, sin dados cargados para que aquel PRI, eligiera de manera democrática a su candidato presidencial de julio del 1988.
El día de acontecimiento estuvieron personajes como Francisco Labastida, Carlos Salazar, Clara Jusidman, Patricia Mercado, Dante Delgado, Salomón Chertorivski, Diego Valadés, Francisco Bolívar Zapata, Fernando Gabilondo, María Elena Medina Mora, Francisco Barnés, José Woldenberg, Luis Farías Mackey, José Narro, Francisco Barnés.
Igual, Julio Frenk Mora, Amalia García Medina, José Ramón Cossío, Ivonne Ortega, Josefina Vázquez Mota, José Ramón Martell, Beatriz Pagés, Natividad González Parás, Martha Tagle, Xóchitl Gálvez.
A casi todos, antes de unirlos el propósito de “recomponer al país”, los articula su rencor, su oposición a ultranza contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. Forman parte, muchos de ellos, de Movimiento Ciudadano, el partido del cual es dueño Dante Delgado, pero también otros tantos que participan en la alianza “Va por México” (PRI, PAN y PRD). Se presentaron como integrantes de la sociedad civil, escondiendo su pasado y presente partidista. Chapuceros.
Si hacemos un repaso en la historia política, económica, social, empresarial de muchos de ellos, vamos a recordar que fueron quienes llevaron al país a la banca rota (Fobaproa), impulsores de un modelo de desarrollo que favoreció a los más acaudalados y empobreció a los más necesitados, y a México y a los mexicanos, a ser víctimas del narcotráfico.
En el encuentro del WTC nos llamaron a “construir un nuevo México”, a pensar en un país “justo y promisorio”; dar “vida digna para las presentes y futuras generaciones y una nueva patria”. Imposible creerles, porque cuando gobernaron despreciaron a los más necesitados y enriquecieron a los más acaudalados.
Eran y son algo así como los Chicago Boys mexicanos que le abrieron las puertas del país al modelo neoliberal, impulsado por Ronald Reagan y Margaret Thatcher; liderado aquí por Carlos Salinas.
Hablan de “mejorar los niveles de vida de quienes menos tiene”, y a quienes menos tienen, fueron a quienes por décadas los olvidaron y les negaron, lo que ahora, bondadosos, les ofrecen: “impulsar un desarrollo económico y social con seguridad, justicia y paz”.
Ahora, cuando ven su futuro perdido, porque la población los rechazó con su voto, buscan convencerla, que se les permita retornar al poder, porque eso es lo que buscan, porque no son “damas de la caridad”; y en un acto de aceptación -falsa-, dicen reconocer -hipócritamente- que sus “generaciones le han quedado a deber a las y los jóvenes de México”. Muchos de ellos y ellas son el símbolo de la corrupción.
Aseguran que hoy “los mexicanos padecemos arbitrariedad en el ejercicio del poder, discrecionalidad en la aplicación de los recursos públicos, manipulación de la verdad, carencia de servicios, uso político de la pobreza y violencia impune”. ¿Qué?, ¿Por qué antes, durante las administraciones priístas y panistas, no se dieron cuenta que cuando ellos fueron parte de esos gobiernos ocurría eso de lo que en el presente acusan?
Según el índice de Gini –que mide la desigualdad de ingresos en un país– se ha mantenido estable en México desde el año 2000; es uno los países más desiguales del planeta. 27 multimillonarios acaparan un 60% de las riquezas del país, mientras el 30% de la población más pobre tiene virtualmente nada o casi nada, según el Informe Anual sobre Riquezas.
El lunes pasado, cuando los reflectores, las cámaras, los micrófonos esperaban morbosamente la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas en ese evento que a todas luces era un gran foro, un gran circo donde el “líder moral” de la de la izquierda estaría allí, pues con su sola presencia descalificaría al presidente Andrés Manuel López Obrador y a su Cuarta Transformación, ¡tómala!, no se presentó.
Horas antes del acontecimiento, en la mañanera, AMLO dijo que si el ingeniero Cárdenas era integrante de ese grupo y firmante del proyecto “Punto de Partida”, “si así fuera”, había pasado a ser parte de sus adversarios, pero Cuauhtémoc se deslindó horas más tarde por “consideraciones políticas” que no especificó, y dijo que avisó a quienes lo convocaron que no seguiría participando. El martes, AMLO lo celebró.
¿Qué pasó entre lo dicho por AMLO en la mañanera y horas más tarde cuando Cárdenas se deslindó? Muchas son las hipótesis, muchas las especulaciones.
Creo se tardó mucho en deslindarse, y por eso fue que alguien –pudo ser su hijo Lázaro- lo hizo reflexionar y retroceder, porque de lo contrario, hubiera estado al lado de Francisco Labastida, a quien en el segundo debate presidencial del año 2000 le espetó: “¿Por qué el PRI no se atreve a tomar medidas que defiendan el interés y permitan la elevación de los niveles de vida de los trabajadores del país?”. Lo acusó de adulador de Carlos Salinas, y que como premio lo mandó a la embajada de México en Portugal.
Seguramente en la silla contigua a él estaría también la panista Josefina Vázquez Mota, acusada de ser beneficiada con 900 millones de pesos por el gobierno priísta de Enrique Peña Nieto para socorrer supuestamente a migrantes mexicanos en EU; de desviar 55 millones de pesos para la campaña presidencial de Felipe Calderón Hinojosa, recursos que no llegaron a más de cinco mil familias para la construcción de sus viviendas.
Si Cárdenas hubiera llegado al WTC, hubiera sido como traicionar su larga lucha por democratizar al país y por un México más justo. Habría mostrado falta de congruencia política e ideológica. Habría sido utilizado por los promotores del proyecto. La narrativa de su presentación hubiera sido: “Con nosotros, el gran luchador por la democracia y la pluralidad”, aunque fuera el mismo a quien ellos, en el pasado -la mayoría-, lo descalificaba y despreciaba. Aunque de alguna manera Cuauhtémoc traicionó a Cárdenas.
Lo de “Mexicolectivo” quedará en una anécdota más de uno esfuerzo fracasado de detonar el proyecto de la Cuarta Transformación.
Que no le cuenten…
Marlon Ávalos García dejó de ser Director de Desarrollo Social de la Alcaldía Cuauhtémoc. En sus oficinas se encontraron los paquetes con miles de volantes en contra de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum. En el edificio todo mundo dice en voz baja que Sandra Cuevas lo echó “por pendejo”; que por su culpa los “agarraron con los volantes en la mano”. Por lo pronto, la oficina donde se encontró la propaganda “negra” está enrejada y cerrada con doble llave, con un policía de custodio las 24 horas, y es que, se asegura, “Sandra sigue guardando allí libelos”.