La palabra que dominó el año 2022 fue Inteligencia Artificial (IA), según la FundéuRAE. Ustedes saben que yo no simpatizo mucho con las atribuciones que la RAE se toma para pretender imponer lo que debe ser el “correcto” uso de la lengua española, pero como esta vez se abocó simplemente a la lexicografía, me pareció un buen aporte.
La noción de IA no es nueva y debemos entender que al fondo de ella se encuentra el malentendido concepto de “algoritmo”. ¿Qué es esto? La definición más amplia nos dice que es la serie de pasos (desarrollados por alguien) para que una máquina (o computadora) realice una o varias acciones. La primera idea de una máquina que pudiera hacer cálculos de un tipo y después ser “reprogramable” para calcular de otra forma, la comenzó a desarrollar el inglés Charles Babbage con su “máquina analítica” en el siglo XIX. Alan Turing le metió un poco más de presión con su pregunta: “¿Puede una máquina pensar?”. La ciencia ficción, más recientemente, nos ha mostrado a diversos tipos de IA primero en libros y luego, con mucho mayor alcance, en películas como 2001: Odisea del espacio (1968), Terminator (1986) o Inteligencia Artificial (2001). Por momentos nos muestran IA´s con muchas ventajas, luego las vemos en busca de su sentido existencial (cuestionándose casi el “ser o no ser” shakespeareano) y, por supuesto, con un revés post-apocalíptico “posible” a partir de una autodeterminación de las máquinas.
Según los estudiosos del tema, se han ido desarrollando y se seguirán desarrollando ya tres de las cuatro IAs. A grandes rasgos, hemos pasado ya las reactivas, que serían las más “básicas”, pues sólo reaccionan en tiempo real a los problemas que se les presentan, sin tener en cuenta las acciones pasadas. De esa categoría era Deep Blue, el programa de IBM que en 1999 derrotó en ajedrez al ogro de Bakú, el gran Garry Kasparov.
En otro momento, surgieron aquellas que van almacenando datos de alguna acción y los procesa estadísticamente, como en la conducción automática.
Pero la tercera IA es la que ya tenemos en la puerta de la computadora y que resultó la palabra a destacar del 2022, posicionándose en el campo de las artes, el periodismo, la propia programación, la pintura y hasta la poesía. Es una “inteligencia” programada para aprender de patrones y generar resultados propios de una manera novedosa. Entre estas IA´s gratuitas se hallan Craiyon y ChatGPT. La primera está dedicada a la generación de imágenes y la segunda a la generación de textos. Ambas han aprendido de bases de datos que contienen miles, quizá millones de imágenes y libros hasta sistematizar proporciones, colores, contenidos y campos semánticos asociados a diferentes conceptos.
Aunque Craiyon es una gran herramienta, tiene muchos problemas aún con el realismo y sus trazos en ocasiones tienden a ser deformes. Pero ChatGPT es toda otra historia. Esta IA ha sido entrenada para aprender estructuras complejas del lenguaje y usarlo de manera funcional y coherente de tal forma que mantiene conversaciones, redacta resúmenes y exposiciones, escribe historias, poemas, códigos de computación. Es más, quizá hasta te podría orientar para inventar la mejor manera de sobrevivir en una isla desierta o preparar un platillo con tres limones, unas hojas de albahaca, una mayonesa y una lata de chiles en conserva (sin que necesariamente esto sea sano o seguro), etcétera.
El furor por esta herramienta entre la juventud y lo mucho que les puede ayudar, ha llevado a las escuelas de Nueva York a prohibir su uso. Ya no se trata del antiguo copiar y pegar que tanto preocupa a los maestros, sino que se ha vuelto una herramienta con la que todos y cada uno de los estudiantes pueden obtener una composición escrita única y con una capacidad expresiva bastante notable. El docente no encontrará esa respuesta (con las mismas palabras, al menos) en toda la red, ni escanear con algún programa antiplagio para detectar el engaño.
Sigo flipando con #ChatGPT.
Aquí la pregunta que le acabo de hacer y la respuesta que me ha dado.
¿Cómo puede afectar la IA y ChatGPT a las tareas de los periodistas? pic.twitter.com/uEKuleoa7S— Almudena Ariza (@almuariza) January 22, 2023
En este sentido educativo, el debate es amplio y con toda probabilidad lo retomaremos más adelante. Baste con ahora señalar lo que a través de sus redes sociales comenta Pierre Levy, el destacado filósofo que habla sobre la Inteligencia COLECTIVA, esa herramienta de aplicación HUMANA, que, de usarse, creo que ayudaría a reencauzar las prioridades del mundo. Pierre Levy indica que, a pesar de lo asombroso de estas tecnologías, aún son muy falibles. En ese sentido, él le pediría a sus alumnos que utilizaran la IA y validaran los datos que ésta les proporciona para ver si son correctos (lo que implicaría la forzosa lectura y cotejo de información). ¿A dónde nos conducirá eso en el ámbito educativo? ¿A perder el manejo del lenguaje encargándoselo a una máquina que ya lo hace mucho mejor que cualquier alumno de secundaria promedio? La puerta se ha abierto y lo cierto es que ya no se cerrará.
¿Las futuras generaciones de jóvenes nunca aprenderán a pensar?
¿Dejaremos todas nuestras investigaciones a máquinas que las extraigan de todas las bibliotecas? ¿Las máquinas escribirán nuestras comedias, las actuarán, dibujarán los escenarios, guiarán el sentido de las tomas, nos describirán el sentido del mundo basado en lo que se ha dicho a través de la historia del mundo? ¿Seremos al final sólo gente yendo a otro sueño dentro de un sueño? ¿Podrá un algoritmo malintencionado en una Inteligencia Artificial, lavar cerebros con información sin verificar?
(“¡Despierta!”, diría quizá algún maestro zen, “mira cómo todo es apariencia. Sólo tu ser es verdadero en el ahora; sólo el hecho de ser conciencia que avanza en el tiempo presente. Allá pasado fuiste, pero ya no más; allá en el futuro no eres y quizá jamás lo seas. Usa el momento presente sabiamente. ¡Despierta!”)
Hasta el momento las IA sólo son reactivas y predictivas. Se les da una regla, una indicación y la cumplen e incluso se niegan a cumplirla en algunos casos. El cuarto tipo de Inteligencia Artificial no existe aún, ni siquiera aunque le pusieran la IA esta o la de Alexa a un robot humanoide: es aquella que toma conciencia de sí misma y ACTÚA y hace de la vida, como tú, lector, lectora, un milagro sobre el cual accionar; un pedazo de tiempo en el que, entre ser y no ser, siempre será preferible ser.
No existe, quizá no llegue a existir. ¿Pero qué algoritmos podría tener para que una IA alcance la conciencia? ¿El algoritmo de Dios?