Las campañas electorales ya en marcha, aún cuando de acuerdo a la ley no inician, se encuentran blindadas en materia económica, con una solidez estructural no vista desde hace mucho tiempo.
Las calificadoras, los analistas, las instituciones financieras coinciden en la fortaleza de la economía nacional, que para el FMI crecerá este 2023 en un 3.2 por ciento, cifra inimaginada a principio de año y con un aumento en el PIB de 2.1 por ciento esperado para el 2024.
Las principales variables económicas están igualmente sostenidas con un peso firme, aunque parece retornar a los niveles de 18 por dólar, con una inflación todavía alta para los objetivos del Banco de México, pero controlada y a la baja hasta el momento.
La estabilidad económica permitirá un desarrollo de las campañas electorales sin amenazas de desplome y centrará en el campo político la verdadera disputa por los votos de los mexicanos, que hasta el momento parece dominar Morena, con Claudia Sheinbaum a la cabeza.
Las expectativas de la oposición con Xóchitl Gálvez de abanderada no reflejan un fuerte anclaje, dado que no cuentan con programas sociales atractivos a la mayoría y en el campo económico no ofrecen nada diferente a lo hasta ahora hecho con finanzas sanas, deuda externa manejable, creación de empleos, generación de inversiones nuevas y exportaciones crecientes.
La crisis de fin de sexenio no es hoy una sombra que oscurezca el panorama, al menos durante el presente y próximo año, en todo caso los riesgos estarían, en otro lado, en las corrientes migratorias, en el crimen organizado o en la confrontación de poderes entre el Ejecutivo y Judicial.
AHORROS
Un tema que en lo económico no debe desdeñarse es la necesidad de una Reforma fiscal escalonada que grave más a los que más tienen y garantice los ingresos necesarios para cubrir los bastos programas sociales que benefician de manera directa a más de 30 millones de mexicanos.
Sin una Reforma Fiscal, los recursos captados por el Gobierno para el 2025 podrían ser insuficientes y generar presiones presupuestarias indeseadas que sólo pudieran resolverse mediante más deuda o mayores recortes en los egresos programables.
Hay tiempo para estudiar bien los términos y condiciones de una Reforma Fiscal equitativa que permita una mejor distribución del ingreso, sobre todo porque México es un país muy desigual y ello debe corregirse.
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