Las relaciones con Estados Unidos, el país más poderoso del mundo (todavía) siempre han sido difíciles para nuestro país. Bien, dice el viejo adagio: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
Esta cercanía ineludible y tres mil kilómetros de frontera, obliga a buscar formas y mecanismos de relaciones diplomáticas, políticas, comerciales y financieras lo más benéficas posible para México y los mexicanos, lo que no siempre ha sido posible, como lo muestra la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio en la guerra de 1847 o la venta de Texas.
En las últimas décadas, se ha logrado mantener relaciones estables, aunque no muy equilibradas para nosotros, una ley del embudo que ha beneficiado más al país del norte.
A partir de la apertura comercial global y especialmente la firma del TLC, hoy T-MEC, la integración económica de América del Norte ha sido más intensa y se antoja indisoluble para los próximos años, por lo que la avenencia con Washington en los términos del intercambio de mercancías y productos es vital.
Otro tema obligado por la geografía y la demografía es la migración. Nunca como hoy han sido tan intensos y crecientes los flujos migratorios atraídos por el “sueño americano”, pero igualmente nunca se ha desarrollado una corriente de rechazo tan grande como la que actualmente existe en la Unión Americana.
Los acentos en las políticas hacia México de parte de los Estados Unidos no han variado sustancialmente entre demócratas y republicanos; sin embargo, las posiciones radicales y vociferantes de Donald Trump se presentan actualmente como amenazas a nuestra soberanía e independencia.
El presidente López Obrador logró sortear los impulsos Trumpistas de su primer mandato. Ahora corresponderá a Claudia Sheinbaum enfrentarlo, si el republicano gana las elecciones de noviembre, lo que parece muy probable.
El desistimiento de Joe Biden a su candidatura y la presumible nominación de Kamala Harris o la eventual postulación de Michelle Obama, podrían dar posibilidades a los demócratas.
De cualquier forma, la próxima presidenta de México, deberá hacer uso de todas sus habilidades y cualidades para no sólo mantener la soberanía e independencia nacionales, sino también sacar provecho a la siguiente administración de Washington, para beneficio del país. Veremos.
SUSURROS
Plausible y muy benéfico resultará el programa social anunciado por la cuasi presidenta electa para llevar a los médicos hasta las casas de los adultos y adultas mayores.
Además, se ofrecerán las medicinas a domicilio, con lo que se dará un paso extraordinario para la atención de hombres y mujeres mayores de 65 años en todo el país.
Como siempre habrá quienes critiquen la medida, pero es indiscutible que es benéfica.
Email: salvadormartinez@visionmx.com Twitter: @salvador_mtz