El presidente Andrés Manuel López Obrador cumple su cuarto año de gobierno. Durante las campañas presidenciales una y otra vez lo acusaron de ser un peligro para México. Esta cruzada sigue hoy a todo lo que da.
Como lo he dicho en otros momentos hay cosas con las que no se puede coincidir con el primer mandatario. Pasa con todos. Pero una cosa es cierta, desde un principio y aún antes, AMLO repitió una y otra vez que su gobierno no representaba un cambio de administración, sino una transformación profunda, decidida.
Por consiguiente no podíamos esperar que gobernara con las misas recetas de sus antecesores que favorecieron al gran capital nacional y extranjero gracias a la corrupción desenfrenada.
Para el 2018 el Banco Mundial “no nos catalogaba como un país pobre; nos entendía como una nación de ingresos medios altos pero muy mal distribuido, un país con muchos pobres, demasiado desigual en la distribución de la riqueza que complica salir de la pobreza y reduce las oportunidades de desarrollo individual y, por lo mismo, genera un crecimiento en la delincuencia”.
López Obrador supo ver y describir “una sociedad de contrastes, con limitación de oportunidades para muchos, reducida movilidad social, demasiada pobreza y mucho resentimiento”, frente a otra parte de la sociedad que había venido siendo beneficiada, de manera particular, dese la llegada a México del proyecto neoliberal que arrancó con Miguel de la Madrid.
Se le acusa de haber dividido a México. Es una premisa falsa. La derecha percibía y suponía que el México que vivíamos era feliz, era justo, era democrático, que la pobreza era una “normalidad”, que el gobierno debería apoyar a los más ricos, a los supermillonarios, pues argumentaban que gracias a “sus” capitales se creaba riqueza y empleo.
En los hechos los presidentes del neoliberalismo gobernaron para un sector social que siempre fue beneficiado. La división entre los mexicanos se ahondó. “El México profundo” que describió sociológicamente Guillermo Bonfil se refería a la población indígena, pueblos, comunidades y sectores sociales que han resistido “una estructura colonial interna” que es considerada por los de “arriba” como símbolo de atraso y obstáculo a vencer (los de “abajo”). La división ya existía.
El presidente ha tenido que enfrentar no sólo a una derecha política y económica poderosa aliada, aún desde antes, a un grupo de “líderes de opinión”, a una prensa de élite corrupta beneficiada durante los gobiernos anteriores. Son los caravaneros que hacían cola para el besamanos en Los Pinos. ¿Críticas? Nomás tantitas para aparentar que se practicaba la libertad de prensa.
Un amigo me preguntaba por qué tanta animadversión de López Obrador contra los reporteros. Percibo, le dije, tal vez porque desde siempre le han pegado durísimo, pero principalmente porque en estos cuatro años se convirtieron en la punta de lanza de la derecha. Unos, probablemente, por convicción, pero muchos porque, no descarto, están siendo chayoteados por empresarios, y sueñan que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban como cuando Enrique Peña Nieto.
Efectivamente no se puede aplaudir todo de la 4T, pero una cosa es cierta López Obrador ha cumplido con su máxima promesa y principal convicción, “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Los que hoy no forman parte de las convicciones presidenciales, evidentemente se quejan y lamentan que “López regale dinero a los pobres de nuestros impuestos”, asunto que no criticaron cuando el Fobaproa o cuando se les exentaba del pago de impuestos, o cuando se les regalaron empresas y fueron parte de la corrupción.
La elección de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México generó esperanza en millones de mexicanos que fueron invisibles para quienes gobernaban, por ello cuando se afirma que López Obrador ha dividido al país se parte de una falacia.
Sí, creo que no ha trabajado para unir, pero las políticas públicas de los gobiernos anteriores y la derecha practicaron siempre el “apartheid”, un sistema de segregación social y económica y, desde luego, racial. Por ello el éxito del hombre de Macuspana, el “indio pata rajada” como lo percibe la señora de blanco, o sea, los que marcharon rosados, y es que supo voltear a ver, pero no sólo a ver, sino atender muchas de las necesidades de una población que fue invisible para quienes hoy apelan a que se sumen a su proyecto.
La agenda social ha sido el eje rector de este gobierno. Una dirección que sus opositores consideran incorrecta, como “un peligro para México”, pero que en última instancia, si acaso, podría representar un peligro para sus intereses personales, políticos, empresariales, aunque no son capaces de entender que si la población es beneficiada ellos ganan.
Durante estos cuatro años López Obrador ha confirmado su convicción y su voluntad que, como escribió en estos días Jorge Zepeda Pattersson, ha podido llevar a los más pobres, “internet, mejorar el poder adquisitivo real de los salarios mínimos, eliminar los abusos del outsourcing, invertir por fin en el sureste abandonado, buscar la salud universal, fundar universidades en zonas atrasadas, hacer obligatorio el registro en el IMSS de los trabajadores domésticos, prohibir los escandalosos márgenes de evasión de impuestos del gran contribuyente”, temas que el mercado ni los gobierno neoliberales hubieran atendido.
La marcha de este domingo, dice López Obrador, será de fiesta, de batucada “¿cómo no celebrar?, se pregunta, porque a querer o no, México y los mexicanos hemos experimentado una transformación, porque cuatro años después este país es otro, porque les será (a los de arriba) muy difícil volverlo al pasado.
Que no le cuenten…
Del 2018 al 2022
2018.- “Advierte el PAN que la política económica de AMLO será un fracaso”.
2022.- “México es un país muy abierto; Invirtamos en México porque vemos futuro”OCDE; “México es un país de oportunidades: OCDE”. “La fortaleza del peso mexicano sorprende en Wall Street”. “¿El peso es la ‘envidia’ de Seúl? Corea del Sur ‘halaga’ fortaleza de economía de México”. “Inversión extranjera en México aumenta 30% de enero a septiembre de 2022: El Financiero.
2018.- “AMLO nos llevará al comunismo”.
2022.- Cero impuestos, a nadie se le han expropiado sus negocios ni propiedades, el capital sigue vivo y activo.
2018.- “Llega a Palacio Nacional un dictador; peligran nuestras libertades democráticas”: PAN
2022.- Marchan miles para “defender al INE”; “lanzan improperios contra el Presidente”. “Se reúne en México la ultra derecha; la más grande e influyente del mundo”. “Cientos de neonazis celebran concierto salvaje en México”: El País,
2019.- “AMLO, un peligro para la libertad de expresión”: Loret de Mola
2020: “AMLO atenta contra libre expresión al atacar a la prensa”: Ramón Cossío
2022.- Loret, López Dóriga, Krauze, Héctor Aguilar, Cossío, Dresser, Sarmiento, Zuckerman, Fernández Menéndez y muchos más, “escriben kilómetros en contra del Presidente”. “Llaman loco a López Obrador”. Se publican miles y miles de fake news.