Hace apenas cinco días se presentó el quinto informe de gobierno del presidente López Obrador y ya toda la atención política se concentra en la sucesión del 2024.
El quinto año de gobierno será de definiciones, no del rumbo del país, sino de la actuación de los partidos políticos y poderes fácticos que harán hasta lo imposible para evitar que las políticas del actual régimen se extiendan al siguiente. En su informe López Obrador se mostró satisfecho de lo alcanzado hasta hoy, pero quedó plasmada su preocupación de que el rumbo pudiera variar a partir del 2024.
Por eso su insistencia en lograr más cambios legales, como el de la Guardia Nacional bajo el control de la Sedena o las reformas electorales que terminen con el INE y el excesivo gasto comicial.
Nadie hasta el momento duda de la fuerza y control político del Ejecutivo Federal, aun cuando hay muchos que se empeñan en debilitarlo, no sólo de fuera de su gobierno o su partido Morena, sino hasta dentro de estas instituciones hay quienes desean el cambio.
Por ello es indispensable que las llamadas corcholatas que pudieran sucederle definan públicamente cuáles son sus propuestas de gobierno y, sobre todo, si habrá continuidad hasta lo hoy realizado o si planean variar el camino hacia otros derroteros. De la oposición es claro que quieren retornar a lo ya vivido en sexenios anteriores por lo que sus posiciones no han logrado arraigarse en el pueblo, que de acuerdo con las encuestas respaldan en más de 60 por ciento al mandatario federal. Los próximos meses serán definitorios en esta competencia, en la cual el mayor interés está en las expresiones de personajes y grupos del interior de la 4T porque lo que digan los Anayas, Alitos, o Chuchos, a pocos les importa.
SUSURROS
A Ricardo Monreal le gusta caminar en la cuerda floja, de la cual realmente nunca ha caído, sólo ha tenido resbalones de los cuales se ha enderezado para continuar adelante. Así alcanzó la gobernatura de Zacatecas al rebelarse al PRI, así alcanzó el liderazgo en el Senado al negociar esa posición tras resistirse a la postulación de Claudia Sheinbaum a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, y así pretende alcanzar una candidatura a la presidencia de la República.
Lástima que para este último gran brinco no se observe quién pudiera respaldarlo, al menos alguien de verdadero peso. Sus empeños son manifiestos al desmarcarse de muchas posiciones presidenciales, al promoverse en las redes sociales como salvador de la patria o al placearse por su entidad natal con el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar. ¿Será que ahí es donde busque el respaldo del que carece?
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