El tres de noviembre de 2019, algunos diarios de los llamados de circulación nacional destacaron en sus primeras planas tres mensajes del presidente Andrés Manuel López Obrador en su red social de Twitter:
Excélsior: “Aquí no caben golpistas: López Obrador”;
El Universal: “AMLO: soy inmune a un golpe de Estado”;
Milenio: “AMLO: No hay oportunidad de que prospere un golpe de Estado”;
La Jornada: “El pueblo no permitirá otro golpe de Estado: López Obrador”.
De esto comentó días después Ivonne Acuña Murillo, Doctora en Ciencia Social con especialidad en sociología por el Colegio de México; Maestra en sociología académica en la Universidad Iberoamericana, en cuyo portal detalló que “el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, hizo gala de su cultura universal al invitar a leer vía Twitter una fábula del escritor griego Esopo: ‘Las ranas pidiendo rey'”.
El mandatario mexicano, consideró ella, hizo tal “recomendación con una supuesta amenaza velada de golpe de Estado en función de las declaraciones del general en retiro Carlos Gaytán Ochoa, quien el 22 de octubre en un desayuno encabezado por el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval González, afirmó que “(…) la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que acumularon durante años gran resentimiento (…)”.
Aquel militar habría señalado que “los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad (…) Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo, nos preocupa”.
La analista de la Ibero repitió los tres tuits del presidente: 1. “Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”.
En otro tuit dijo que en México se vivían otras realidades (…) y que la transformación que él encabezaba contaba con “el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado.”
En un tercer tuit –acotó ella- AMLO hizo ver a sus opositores algo importante: “¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y respaldara.” López Obrador sí la tenía, sí la tuvo, señaló yo.
La fábula que el tabasqueño recomendaba refiere a que “cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían”, pidieron a Zeus que les enviara un rey. Éste les envió “un grueso leño a su charca”. Entonces las ranas se sintieron humilladas por tener de monarca a un simple madero; volvieron a pedir a Zeus que les cambiara al rey, pues éste era “demasiado tranquilo”. Zeus, molesto, les mandó “una activa serpiente de agua que una a una las atrapó y devoró a todas sin compasión”.
Este miércoles, la derecha boliviana volvió a intentar un nuevo golpe de Estado, ahora contra el presidente electo democráticamente Luis Arce. La intentona fue encabezada por el general del Ejército de Bolivia, Juan José Zúñiga, quien fracasó en su propósito frente al repudio de la población boliviana y de la mayoría de los mandatarios latinoamericanos, incluso del Secretario General de la OEA, Luis Almagro.
Cuando revisamos las acciones golpistas en América Latina, encabezadas por militares financiadas por los grupos empresariales nativos y las trasnacionales de EU y, desde luego, de los gobiernos Demócratas y Republicanos, entendemos que estas seguirán ocurriendo.
Desde luego, las condiciones geográficas tienen mucho que ver para que Washington no se animara de manera a provocar un golpe de Estado contra el gobierno lopezobradorista, pero también porque el mandatario tenía y tiene una base social enorme que les representaría muchos problemas.
Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la Presidencia de la República en 2018, la derecha política, empresarial e incluso militar fantasearon con un golpe de Estado contra el mandatario que había ganado la elección con 30 millones 113 mil 483 sufragios.
Supusieron que podían “soñar”, o mejor dicho, que ciertos militares podrían quitar a Andrés Manuel, pero al ver que las Fuerzas Armadas no iban dar tal paso, dieron otro hacia una estrategia para intentar dar un golpe suave –o golpe de Estado blando– como ha venido documentando el director del Canal 6 de Julio, Carlos Mendoza Aupetit.
Durante estos seis años, la derecha empresarial, a través de periodistas y articulistas, financiaron campañas y mensajes en los medios de comunicación “propagando noticias falsas y rumores para deslegitimizar primero y derrocar después al gobierno de la Cuarta Transformación (4T), en una acción similar a lo que ha sucedido en la década reciente en otros países latinoamericanos como Honduras, Argentina o Brasil”, ha señalado el experredista.
En aquel noviembre de 2019, Ivonne Acuña Murillo comentó que, al recomendar la fábula de las ranas y del rey, “López Obrador busca mostrar a sus opositores que más vale un presidente moderado que uno capaz de todo exceso”.
Pero al mismo tiempo, que “no necesariamente AMLO está advirtiendo que podría dejar de ser un “leño tranquilo” para convertirse en una “serpiente activa” capaz de devorar a sus opositores políticos, en especial a aquellos que día a día “rezan y actúan” para que su gobierno fracase. ¿O sí?”
Al final, la derecha de este país sólo pudo soñar con dar un golpe de Estado a Andrés Manuel López Obrador. Su fracaso, su derrota, su frustración es hoy del tamaño de 35 millones 923 mil 669 votos a favor de Claudia Sheinbaum. Una enorme base social. ¿Entendido?
Que no le cuenten…
Afirmó Javier Coello Trejo a propósito de la reforma al poder judicial (Plan C) que se debate y analiza en la Cámara de Diputados, “van a llegar abogados narcos”; y que todo mundo se carcajea.