El llamado Frente Amplio por México, que agrupa al PAN, PRI y PRD, junto con algunas organizaciones civiles, que la semana pasada despertó interés de los opositores al régimen obradorista con la presentación de una veintena de aspirantes a la presidencia de la República, rápidamente empezó a desinflarse.
Casi de inmediato a la formación del nuevo Frente, algunas y algunos de los que habían levantado la mano para abanderar sus causas en el proceso electoral presidencial del próximo año, empezaron a bajarse por considerar el proceso poco equitativo, dudoso e incierto, además de costoso, aunque esto último no lo han señalado.
Lilly Téllez fue la primera en desistirse de sus anhelos presidencialistas y luego se sumaron Alejandro Murat, Mauricio Vila, Germán Martínez, Claudia Ruiz Massieu y Gustavo de Hoyos, este último llamó mucho la atención, pues, se suponía que era el más empeñoso representante empresarial que quería terminar con el obradorismo.
Así, se va desvaneciendo el Frente Amplio Opositor, porque curiosamente de los que han declinado en sus suspiros por la silla presidencial, ninguno ha manifestado su decisión clara y contundente de seguir apoyando al organismo recién surgido, ni tampoco ninguno se atrevió a pronunciarse en favor de alguno de los todavía pretensos precandidatos.
Obviamente, esperarán a que surja el candidato para entonces sí buscar negociar con él o ella posiciones para sí mismos, porque realmente ni grupos tienen o representan.
El vacío que empezaron a sufrir los opositores lo han querido llenar con la figura de Xóchitl Gálvez, quien ha logrado concentrar simpatías de algunos sectores, pero falta trecho por caminar para saber si los partidos, especialmente el PAN, la respaldan o la dejan morir sola.
No puede omitirse que el proceso preelectoral será, además de amañado, costoso, pues tienen que juntar 150 mil firmas para entrar a la competencia inicial. Complicadas las cosas.
SUSURROS
El domingo anterior, Andrés Manuel López Obrador llenó de nuevo el Zócalo, ahora en lo que llamó el informe por el quinto aniversario de su triunfo en las urnas en el 2018.
Confirmó no sólo su popularidad, sino que también ratificó su política de “apoyar a los de abajo, aliarse siempre, y sostenerse, respaldarse con el pueblo”.
Fue la primera ocasión en que, en una concentración en el Zócalo, participan como oradoras otras personas; fueron dos mujeres, Luisa María Alcalde, la flamante nueva secretaria de Gobernación, y la gobernadora electa del Estado de México, Delfina Gómez, quienes se sumaron a las loas de la 4T.
No pudieron faltar las críticas a la oposición que, aunque débil, ahí está y ruido hará durante los próximos meses.
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