Abrimos las puertas de esta columna semanal de opinión con bríos renovados para abordar, en diversas dosis, temas que desde hace tiempo me han estado incomodando o sorprendiendo en mi tránsito por el mundo.
Algunos son de índole política, otras de asuntos filosóficos (nada especializado, por otra parte), algunos más son apuntes de varia invención con alguna intención. El propósito es poblar esta pradera del internet con temas que ustedes me conocen y otros que trataré de abordar con su ayuda.
Por ahora, arranco con tres sonetos que presenté en el Poeamarte 32, que se realiza mensualmente en el Dada X, abierto a todo público mayor de edad. Estos semisonetos (un especialista en filología los llamaría de otra forma pues no son perfectos) van de varios temas.
El primero nace como brindis.
El segundo está dedicado a la guerra.
El tercero apela un poco al hecho que estamos en poscovid.
El cuarto habla de mi amor ahora.
Soneto de brindis
Para cubrirme, un brindis propongo,
Pues de nuevo no me habitó la poesía
sino rimados esbozos de fantasía
que estarían mejor si comiera hongo.
Nadie hace caso a lo que opongo:
los oídos tienen cubiertos en demasía.
Ejerce en ellos el sistema su alevosía
y ruidosos hablan; yo me expongo.
Encuerar el alma es fundamental
para el mensaje no perder en la nada
y que ejerza su mejor acción mental
a quien una verdad no tiene encarnada.
Abramos, poetas, el temblor del portal
en el “¡salud!” de esta jornada.
Soneto por la guerra en Ucrania
Que desde el fondo del tiempo viene
así está explicada la tonta guerra
y por nuestra inhumana ceguera
de indiferente sapo, dejamos retruene.
Sabemos preferible que la paz encadene,
con sabia reflexión, en su madriguera,
a la violencia que brota en la Tierra
y aquello que a la reflexión contraviene.
Mal está Putin, con firmeza condeno.
También está mal el yanqui Imperio.
Ambos presentan en ucraniano terreno
fría danza de muerte y cautiverio.
Escenas similares en la memoria ordeno:
el poder enloquece y no es misterio.
Soneto poscovid
Mejora la humanidad enferma
De su asfixia y de su fiebre
y vuelve, laboral, al quiebre
que deja más seca la tierra yerma.
¿Por qué laureles donde duerma
y el capital ganador celebre
quemar el planetario pesebre
cuando ese triunfo es una merma?
¿Podrá romper un organizado conjuro
la sordera del jardín de estatuas
la necedad alzada como muro
sustituirlas con verdades mutuas?
Es posible tejer un mejor futuro,
mas sus hilos los custodian ratas.
Soneto de mi amor hoy
Hallé mi amor en cálida noche de verano
Y descubrí feliz que todo era diferente
damos mismo corazón, emoción, mente,
damos el alma al darnos la mano.
He aprendido que lo que empantano
es mejor que lo parlamente
y al aprender me reoriente
en mi torpe expresar humano.
Vivimos contentos con puntos en íes,
aclarando todos los temas agudos,
jugamos al sexo como almas afines,
nos damos placer con los usos rudos,
bailamos como los delfines
y abrimos el corazón sin escudos.