Está por concluir el periodo de precampaña de las candidaturas presidenciales. En el entendido de que todas las comunicaciones hasta ahora sólo fueron dedicadas a los militantes de cada coalición, ahora los mensajes se destinarán a la población en general. Un absurdo.
En la actualidad, las campañas políticas se extienden más allá de los límites establecidos por la ley. Los partidos y movimientos han descubierto vacíos legales que les permiten evitar “violar” las normas electorales, utilizando eufemismos para designar a sus figuras representativas, confiriéndoles la responsabilidad de la candidatura.
Dicho fenómeno pone en evidencia la habilidad de los actores políticos para sortear las restricciones legales y cuestionar la efectividad y rigurosidad de las regulaciones electorales. La utilización de términos indirectos para designar a los candidatos plantea interrogantes sobre la integridad del proceso electoral.
Claudia Sheinbaum, por mencionar un ejemplo, fue identificada como la Coordinadora de Defensa de la Transformación desde septiembre del año pasado, lo que la posiciona como la actual candidata presidencial de Morena.
De manera similar, Xóchitl Gálvez ostenta el cargo de coordinadora del que en aquel momento era conocido como Frente Amplio por México, y que ahora se conoce como la coalición Fuerza y Corazón.
Este cambio de denominación refleja la dinámica y adaptabilidad de los movimientos políticos, evidenciando la importancia de comprender la evolución de los roles y alianzas en el panorama político actual.
En fin, tras soportar durante meses las extensas “precampañas”, nos aguarda la etapa de las “campañas”, en la cual, tanto Claudia como Xóchitl buscarán persuadirnos de que sus proyectos son la mejor opción que podremos elegir en las urnas el próximo 2 de junio.
¿Cuáles serán las novedades que nos depararán los mensajes en esta fase?
Aparentemente, no se anticipa ninguna novedad significativa. Todo indica que la estrategia de la “guerra sucia” se mantendrá en el equipo de Fuerza y Corazón por México, la coalición que representa a los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional.
En contraste, se espera que la candidata del movimiento oficialista mantenga una postura más mesurada. Este escenario sugiere un panorama en el cual el tono y contenido de los mensajes podrían estar marcados por tácticas de confrontación por parte de una coalición, mientras que la otra busca mantener un enfoque más equilibrado y moderado, al resaltar los logros obtenidos en el actual gobierno.
Lamentablemente, a los votantes nos aguardan casi 120 días adicionales de campañas electorales en las que la discusión parecerá centrarse en determinar quién es la opción menos negativa.
Fuerza y Corazón por México se encuentra en una posición desfavorable debido al desprestigio, no solo en el pasado, sino también en la actualidad.
Esto se evidenció de manera sorprendente, o quizás previsible, cuando el líder del partido azul, Marko Cortés, reveló acuerdos de reparto de beneficios políticos realizados en secreto junto a Alejandro Moreno, presidente del tricolor, durante la alianza para la última elección en el estado de Coahuila.
Este incidente resalta la falta de transparencia y cuestiona la integridad de los actores políticos involucrados y muestra, una vez más, que la partidocracia es un ente podrido.