Al paso que van, ¿presenciaremos los colapsos de dos astros del universo político: Marcelo Ebrard y Xóchitl Gálvez?
Como todo en el cosmos, también las estrellas tiene un destino que, a medida que pasa el tiempo, consumen lentamente sus reservas de hidrógeno, en este caso, su capital político.
Llega un momento en el que las fuerzas gravitatorias en su interior luchan contra la presión generada por las reacciones nucleares y ceden.
Esta batalla culmina en una serie de explosiones y liberación de energía, que marcan el inicio de su degradación: el núcleo de la estrella colapsa bajo su propia gravedad, dando lugar a la formación de un agujero negro.
Estos misteriosos objetos cósmicos ejercen una fuerza gravitatoria tan intensa que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de su atracción. En otras palabras, la estrella que una vez iluminó el cosmos se convierte en un vacío oscuro e impenetrable.
Tal parece que ese destino ya alcanzó a Marcelo Ebrard, ¿está próximo a succionar a Xóchitl Gálvez?
Salvo que un milagro, llámese candidatura unificada del Frente Amplio y Movimiento Ciudadano, se amalgame en una nueva fuente de energía que llene de esperanza a la oposición, podría socorrerlo.
Pero ese hipotético encuentro astral representaría la podredumbre del sistema partidista. Líderes del Movimiento Naranja han dicho que no quieren nada con el grupo electo-empresarial que lidera Claudio X. González.
De aceptar la invitación a representar al grupo “unidos contra MORENA”, Ebrard estaría demostrando que por algo la gente no lo eligió: se develaría como un traidor y eso en estos tiempos se paga caro en las urnas.
Además está Xóchitl, que ya ha dicho que ella no se baja pese a asumirse autora de plagios chiquitos, que la pendejió; no sabe explicar cómo se conforma su empresa familiar con un total del 130%; inexplicablemente habitar un departamento ilegal llamado “La casa roja” que le compró a una empleada suya a un costo menor que el de lista; no cuadrar las cuentas por su enriquecimiento de sólo vender gelatinas y un largo etcétera.
Desde el fondo del barril de lodo le preguntamos, amable lector: ¿Cuál hoyo negro absorberá a quién?
Se abren las apuestas.
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