Nacido en Quito, Ecuador, Santiago Vizcaíno es un creador que se define como una invención, un ser moldeado por las palabras y las historias que lleva consigo. Desde su adolescencia, la escritura se convirtió en su camino, un espacio donde las palabras bailan, chocan, lo incriminan y también lo consuelan. “Desde pequeño jugué mucho con las palabras y me reía solo de los resultados. En esas condiciones, ¿a qué otra cosa podría dedicarme?”, reflexiona. Para Vizcaíno, la literatura no es meramente un medio de comunicación; es un ejercicio de pensamiento, de divagación, y una forma de profundizar en los rincones más recónditos del ser.
Recientemente, su cuento “Las Ciegas” fue galardonado en el concurso iberoamericano de cuento organizado por la Fundación Elena Poniatowska. Este reconocimiento le llegó como una grata sorpresa, casi por casualidad. “Tuve que buscar en mis archivos qué cuento había enviado. Descubrí la notificación en el correo spam”, comenta entre risas. Este premio no sólo le permitió viajar y conocer a otros escritores talentosos, sino también lo reafirmó en su vocación. “Considerando que llegaron casi mil cuentos, bien puede uno envanecerse por un momento, pero luego hay que seguir trabajando”, reflexiona con humildad.
Un cuento para mirar sin mirar
“Las Ciegas” es un relato que, más allá de su enfoque en la discapacidad o la experiencia política, explora la profundidad del lenguaje y la memoria. Vizcaíno describe su proceso creativo como una experiencia fascinante: “Fue como mirar sin mirar. La verdadera experiencia está en ahondar en aquello que, para nosotros, los que supuestamente tenemos todos los sentidos, es innombrable”. La narradora de la historia lleva al lector a un universo donde un grupo de mujeres explora los límites del deseo, los cuerpos y la memoria colectiva de un país.
El peso de los géneros literarios
A lo largo de su carrera, Vizcaíno ha trabajado diversos géneros como la poesía, el ensayo y la narrativa, y cada uno ha influido en su escritura. “La poesía es el subtexto de todo lo que escribo. Aunque no hago prosa poética, siento cómo el lenguaje, el escenario o la acción entran en tensión lírica mientras escribo”, explica. Por otro lado, el ensayo le ha enseñado a defender ideas, a ensayar y experimentar en su escritura.
Miradas desde los márgenes
En obras como Ballenas Jorobadas y “Las Ciegas”, Vizcaíno muestra su interés por explorar las vidas marginales, esas historias que a menudo quedan relegadas. “No soporto las novelas burguesas sobre viajes, amantes o grandes ciudades. Me interesa más la marginalidad, la vida de quienes luchan desde los bordes de la sociedad”, asegura. Su compromiso como escritor es que el lector no quede indemne ante sus historias.
Proyectos en el horizonte
Tras el reconocimiento de “Las Ciegas”, Vizcaíno avanza con determinación en busca de nuevos horizontes. Entre sus proyectos futuros se encuentran un libro de cuentos inédito, una tercera novela sobre las aventuras mineras de Willy, un libro de poesía dedicado a las mujeres mineras y un conjunto de ensayos sobre literatura, lectura y bibliotecas. “Cada libro es una apuesta por superarme. Por suerte, no tengo ningún editor presionándome por publicar. Es la ventaja de venir de la marginalidad”, concluye con una sonrisa.
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