Cuerpos transformados y poseídos por el ritmo, miradas apasionadas y emociones a flor de piel se apoderaron del Museo Archivo de la Fotografía (MAF), recinto de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, con “Cuerpos en Movimiento. La danza como ritual urbano”, un libro presentado por la fotógrafa y autora Sandra Hordóñez, junto a Susana Casarín y Pedro Valtierra que, entre muchas otras reflexiones, nos recuerda que detrás de cada persona que baila hay una historia que se materializa y una huella que se transmite de manera contundente.
Hordóñez, quien se dedicó a la danza por 15 años y posteriormente estudió en la Escuela Activa de Fotografía, contó que este libro nació como un proyecto documental para la revista Interdanza de la Coordinación Nacional de Danza por invitación de la bailarina y editora Hayde Lachino, quien escribe ahora los textos de “Cuerpos en Movimiento. La danza como ritual urbano”.
“Me hace la propuesta de llevar la danza más allá del escenario, más allá de los cuerpos, llevar la danza a otro nivel y hacer visible que México es un país que danza, que se apropia del espacio público para festejar, para mover el esqueleto, para manifestarse en diversos lugares y formas”, expresó la fotógrafa.
Fue así como inició la tarea de investigar diferentes escenas y sus géneros, fotografiando a adultos mayores en la Plaza de la Ciudadela, a los danzantes mexicas del Zócalo, los punks y el slam que los sábados se dan cita en el Tianguis Cultural El Chopo, los salseros de la Alameda Central y de los legendarios salones de baile como Los Ángeles y California Dancing Club, así como a los bailarines de hip-hop de Ciudad Nezahualcóyotl y sesiones de baile de personas con discapacidad (PcD), ya sean visuales, motoras y emotivas.
El trabajo fue tan rico y extenso que finalmente, también por recomendación de Lachino, se editó el libro gracias al apoyo del programa de Jóvenes Creadores, por el que en 2023 vio la luz “Cuerpos en Movimiento. La danza como ritual urbano”, un tomo de 81 páginas llenas de imágenes y reflexiones sobre el movimiento.
“Aprendí que en cada comunidad de baile existe una gran resiliencia, solidaridad y redes de apoyo entre quienes conforman estos territorios y que la danza es sinónimo de herramienta de transformación social, la danza es parte de nuestra identidad y de nuestras más profundas transiciones. En este proyecto aprendí que México es un país en el que gozamos de la danza colectivamente”, aseguró Hordóñez.
Finalmente, tanto Susana Casarín como Pedro Valtierra, reconocidos fotógrafos, celebraron del trabajo de Hordóñez y la determinación para investigar tan detalladamente cada uno de los espacios que documentó, la mirada sensible con la que capturó el momento exacto, como las miradas de los amantes bailando o la pasión de quienes impactan sus cuerpos en danzas rituales, y también su amor por la fotografía y el movimiento, mismo que se refleja en cada una de las páginas de libro.
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