Al discernir sobre los orígenes del turismo en la ciudad de Guanajuato, pudiera pensarse que estos se remontan a 1972 y el inicio del Festival Internacional Cervantino (FIC), o bien, a la segunda mitad del siglo XIX, con el hallazgo fortuito de los cuerpos momificados del Panteón de Santa Paula; sin embargo, la génesis de dicha actividad se vincula en realidad con la confluencia de un grupo de ciudadanos que, durante la posrevolución, sumaron esfuerzos para sacar adelante a su ciudad, asolada por tal conflicto armado.
Así lo expuso José Eduardo Vidaurri Aréchiga, investigador de la Universidad de Guanajuato, al participar en la más reciente sesión (realizada el 14 de octubre de 2024) del seminario permanente de la Red de Estudios de Historia del Turismo en México, organizado por la Secretaría de Cultura federal, a través de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Precedentes de tal actividad están en las imágenes de paisajes y vida cotidiana que, hacia el final del siglo XIX, divulgaron diversos fotógrafos contratados por empresas mineras estadounidenses y británicas, o bien, en la mención que de dicha ciudad se hace en la Campbell’s New revised complete guide and descriptive book of Mexico, publicada aún bajo el formato de las guías de forasteros: textos que orientaban a quienes, mayormente por negocios, visitaban latitudes ajenas.
En esta obra de 1895, ya se hace mención de los cuerpos momificados como un rasgo de interés; sin embargo, el historiador detalló que el enfoque turístico que se ha dado a las llamadas “momias” es reciente —tras su popularización, iniciada por la película El Santo contra las momias de Guanajuato, de 1972—, pues, durante décadas, su visita fue una cuestión que se dejó en manos de las autoridades del citado cementerio.
“El origen del turismo en Guanajuato está en un grupo de hombres y mujeres mayores quienes, en la década de 1930, buscaron rescatar a una ciudad que para entonces era casi un pueblo fantasma, si tomamos en cuenta el impacto que en ella habían dejado la Revolución mexicana y la Guerra Cristera”.
A partir de la consulta de fuentes documentales como informes de gobierno y guías turísticas, el ponente refirió que sus indagaciones le han permitido rastrear la primera mención local del término “turismo” en 1930, durante la gestión de Agustín Arroyo Chagoyán como gobernador.
Durante los años 30 —dijo—, se generó una confluencia entre la ciudadanía organizada en el Comité Proturismo y una autoridad que comenzaba a explorar alternativas económicas a la minería, bastión productivo de la ciudad desde su fundación, en la época virreinal.
Entre las acciones iniciadas por el comité, estuvo la contratación de humanistas a quienes se encomendó redactar textos que encomiaran los atractivos arquitectónicos de la ciudad y la calidez de sus habitantes; la adquisición de espacios de divulgación en la revista National Geographic, o bien, la edición de un millón de folletos —500 mil en español y 500 mil en inglés— que se enviaron a hoteles de Estados Unidos y Canadá para ser entregados a potenciales turistas.
“Los veteranos realmente tomaron el asunto en sus manos e invirtieron sus recursos para lograr una proyección internacional”.
Vidaurri Aréchiga agregó que un aspecto interesante de las líneas de trabajo del comité es el uso social que promovió del patrimonio edificado, toda vez que los historiadores y literatos contratados por el colectivo (entre ellos: Fulgencio Vargas, Carlos Barajas, Francisco Gante y Manuel Leal) desarrollaron ejercicios para rescatar consejas que venían desde generaciones previas y difundir, en formatos escritos u otros medios, leyendas como la del famoso Callejón del Beso.
El trabajo del Comité Proturismo —concluyó el ponente— permitió la consolidación paulatina del turismo, así como la creación de un ambiente cultural que se enriqueció con la llegada a Guanajuato, en 1938, del dramaturgo Enrique Ruelas, quien montó en el Teatro Juárez un conjunto de seis obras teatrales de Miguel de Cervantes Saavedra.
El éxito de estos montajes, conocidos como los Entremeses cervantinos, derivaría en la creación del FIC (en 1972) y contribuiría a hechos claves en la historia de la capital guanajuatense, como su designación como Zona de Monumentos Históricos (en 1982) y su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en 1988).
La próxima sesión del seminario permanente de la Red de Estudios de Historia del Turismo en México será el 11 de noviembre de 2024 a las 17:00 horas (tiempo de la CDMX) y estará a cargo de Alfonso González Damián, académico de la Universidad de Quintana Roo, quien impartirá la conferencia “Efectos del desarrollo turístico en la representación social de prácticas y discursos alimentarios en Cozumel, México, 1848-2020”; podrá seguirse desde el canal en YouTube de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH.
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