Ya sólo quedan unos días para concluir con las campañas electorales en esta feria de candidatos y candidatas a puestos de elección popular en todo el país. Los resultados del empeño democrático de más de dos mil aspirantes no ha sido el de una concientización ciudadana sobre por quién votar, sino promesas de todo tipo, mentiras, acusaciones, y lugares comunes que tienen fastidiada a una ciudadanía aséptica.
En ese marco también se desarrolló el tercer debate presidencial que de acuerdo a los especialistas poco o nada hizo variar la intención del voto de los más de cien millones de mexicanos empadronados.
El esfuerzo ahora es lograr que al menos el 60 por ciento de ellos integrante de la Lista Nominal del Electorado acudan a votar este 2 de junio porque el fantasma del abstencionismo amenaza con crecer y regodearse en más de la mitad de la ciudadanía.
En las urnas se verá si los recorridos, discursos, pancartas, pendones, camisetas, gorras y todo tipo de utensilio y recursos electoral tuvo al menos el efecto de llamar a los comicios a las mexicanas y mexicanos tradicionalmente apáticos a los movimientos políticos.
Hasta el momento nadie espera que la cifra de votos alcanzada en 2018 por Andrés Manuel López Obrador la obtenga su presumible sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, aunque tampoco hay muchos que duden de su victoria.
Los efectos de la Marea Rosa que movió a miles de personas el domingo anterior no alcanzan a Xóchitl Gálvez para realmente estar cerca del triunfo electoral, al menos a decir de la mayoría de las encuestas y del promedio ponderado de sus resultados.
La lucha para la oposición parece centrarse en el congreso, Cámaras de Senadores y Diputados Federales, para evitar que Morena y Aliados alcancen la mayoría calificada y en la obtención de algunas gubernaturas, Jalisco para Movimiento Ciudadano, Guanajuato y Yucatán para el PAN y pelear por ganar en Veracruz o Morelos. El resto parece firme para la coalición oficialista. Veremos.
SUSURROS
En el ámbito internacional la polarización crece no sólo por los conflictos Rusia-Ucrania o por Israel-Hamás, sino también por las fuertes diferencias diplomáticas como la de México con Ecuador, por la ocupación de nuestra embajada en Quito, sino ahora también por la confrontación entre España con Argentina por los absurdos ataques del ultraderechista Javier Milei, que llamó corrupta a Begoña Gómez, esposa del presidente hispano, Pedro Sánchez.
Madrid exigió una disculpa a Milei, pero éste se negó y avanza en su radicalismo de derecha, por lo que ya ha tenido diferencias fuertes con otros gobiernos como el de México, sin importarle que amenaza con la estabilidad regional.
Otras posiciones encontradas crecen entre las potencias globales como las de Estados Unidos frente a China y Rusia, quienes han ya unido sus posiciones con la reciente visita de Vladímir Putin a su vecino Xi Jinping, que no parecen no estar dispuestos a someterse a Washington.
Todo esto mantiene la amenaza de una tercera conflagración mundial, que a nadie convendría. Ojalá la sensatez retorne a todos los jefes de Estado y de Gobierno para solucionar las diferencias por las vías diplomáticas mediante negociaciones políticas.
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