Si bien las campañas presidenciales no han estado a la altura de presentar una propuesta sólida de plan de gobierno para el próximo sexenio, el desarrollo del debate entre las candidatas y el candidato oficiales resultó aún peor.
Ataques e insultos proliferaron de parte de la aspirante de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, al grado de señalar a Claudia Sheinbaum como narco candidata, sin acreditar el dicho, o la candidata de las mentiras.
La abanderada de Morena, PT y PVEM, eludió al máximo los ataques hasta que, cansada de los insultos, calificó a Xóchitl de calumniadora y corrupta.
Las propuestas que las hubo, aunque fueran generalidades, quedaron atrás, sumidas en la diatriba y un bajo nivel de debate que omitió un diagnóstico serio de la situación del país y de cómo atenderla.
Con el segundo debate se ratifica que estos “ejercicios democráticos”, importados de Estados Unidos, no aportan mucho para un entendimiento claro y contundente de las posturas de las y el aspirante a la Primer Magistratura de la Nación, que se desgarran las vestiduras en la descalificación.
Tampoco logran influir mucho en el ánimo ciudadano, cuyas simpatías a alguna de las postuladas o el postulado, poco varían tras los debates, y menos serán determinantes para el resultado electoral, sobre todo al tener en cuenta la amplia ventaja que las encuestas dan a Sheinbaum por encima de Gálvez y Álvarez Máynez.
Fata aún todavía otro debate para el domingo 19 de mayo, sin mayores expectativas de alcanzar alguna voltereta en los pronósticos electorales hoy vigentes. Las variaciones de uno, dos o tres puntos no influirán en el resultado final, hoy ampliamente previsible, con un triunfo para Claudia Sheinbaum.
SUSURROS
Hasta el momento, las ríspidas campañas electorales y la violencia desatada en algunas regiones del país en contra de aspirantes a puestos de elección popular no han contaminado a la economía que mantiene signos macroeconómicos positivos en los principales indicadores.
Por ejemplo, en los últimos seis meses el peso gano 1.02 unidades frente al dólar, repunte equivalente al 5.06 por ciento, situación que difiere en mucho con lo que en otros procesos electorales federales sucedió con nuestra divisa.
Otro ejemplo es el de la tasa de desempleo que en marzo pasado bajo a 2.3 por ciento, nivel no visto desde hace 19 años y con expectativas de seguir reduciéndose.
La economía se muestra sólida a pesar de las malas condiciones internacionales que provocarán una disminución en el crecimiento alcanzado el pasado año de 3.2 por ciento, pero seguirá el desarrollo entre el 2 y el 2.5 por ciento.
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