De carácter afable, dicharachera e ingeniosa, Maricela Lara participó en todas las vertientes del teatro: en sus inicios, fue actriz, luego directora de escena en todo tipo de montajes (comerciales, culturales, monumentales, regionales), más tarde, promotora cultural y dramaturga. Se desplazó a distintas ciudades de la República Mexicana para ejercer su vocación y a donde fue, organizó grupos de teatro, promovió las artes escénicas y dirigió obras de autores mexicanos y universales. También escribió y produjo sus propios espectáculos.
A esta distinguida artista, originaria de Puerto Progreso, Yucatán (1931), parecía no resistírsele ningún proyecto: su actitud positiva, afirmativa y valiente le permitía salir avante en todas sus propuestas. Su enorme vitalidad la mantuvo activa a lo largo de varias décadas hasta su muerte a los 92 años, el pasado 8 de septiembre de 2023 en el Puerto de Veracruz.
Tuve ocasión de conocerla hace varias décadas cuando dirigió en Saltillo, Coahuila la compañía de teatro clásico de la Universidad Autónoma de Coahuila. Al finalizar una de las funciones en el Paraninfo del Ateneo Fuente, Maricela subió al escenario, se presentó como directora de escena, llamó a escena a los técnicos para que recibieran aplausos al igual que los actores e hizo comentarios ad libitum de la obra. Además de la calidad de su trabajo, me sorprendió su desenvoltura y simpatía personal, su ingenio y afabilidad.
Muchos años después, tuve oportunidad de verla nuevamente. El tiempo no disminuía su presencia, se mostraba siempre esplendorosa y jovial. En 2008, en ocasión del montaje “Emperatriz de fantasmas”, obra original de Víctor Hugo García Rodríguez en la cual participé como productor y actor, se nos apareció Maricela Lara en el teatro Coyoacán (hoy “Enrique Lizalde”) de SOGEM. Maricela era amiga de nuestra protagonista, la muy estimada cantante y actriz Irma Infante, y quería pasar al camerino a saludarla antes de iniciar. Imposible negarse a sus deseos: Maricela era un torbellino de energía positiva. No solamente saludó a Irma, sino que se quedó a presenciar la función, honrando con su presencia nuestro trabajo.
En este mismo complejo teatral coyoacanense, donde se ubica otro teatro más pequeño, el Rodolfo Usigli, pude apreciar uno de sus montajes más celebrados en el año 2011. “Réquiem para Jesús crucificado”, con Angélica Aragón y Juan Ignacio Aranda, era un espectáculo que combinaba el arte dramático con música y poesía, que además se presentaba en el marco de la Semana Santa. De nuevo Maricela subía al escenario al finalizar la función para dirigirse al público y expresar sus emociones.
En el homenaje nacional al maestro Hugo Argüelles, realizado en el Palacio de Bellas Artes en el año 2002, pude presenciar unas escenas de la obra “Águila real” –lamentablemente no llegué a ver el montaje completo– también con Angélica Aragón, quien protagonizó esta obra en su temporada original en 1992. Maricela Lara dirigió esta estupenda pieza argüellana, cuya protagonista es Isabel de Moctezuma, Tecuixpo, depositaria del legado y la nobleza aztecas, quien se enfrenta al conquistador Hernán Cortés, caracterizado como villano déspota y cruel. Solo Maricela Lara fue capaz de comprender a estos personajes tan complejos que representan los polos opuestos de la conquista de México: la ambición y crueldad de los españoles frente a la espiritualidad de los naturales desde la perspectiva femenina: Tecuixpo muestra la dignidad y valentía de la estirpe mexicana. Los ecos de este montaje llegan hasta la actualidad en que Angélica Aragón y Roberto D´amico siguen escenificando escenas de “Águila real” en un espectáculo denominado “Isabel y Hernando” –en que no le dan crédito ni a Argüelles ni a Maricela.
Resta decir que Maricela Lara no solo trabajó el teatro clásico y el teatro mexicano, con autores universales y actores profesionales. También fue artífice del éxito inusitado de la singular Tigresa, Irma Serrano, en el montaje teatral de “Naná”, en 1972. La Tigresa había negociado con Alejandro Jodorowsky la escenificación de personajes literarios como Naná y Lucrecia Borgia en el tenebroso teatro Fru Frú de la Ciudad de México, pero el director chileno se hartó de los desplantes de la diva chiapaneca y renunció. Entonces, fue Maricela quien se hizo cargo de dirigir a la veleidosa estrella en sus funciones teatrales que completaron largas temporadas de 500 y mil representaciones, reuniendo a multitud de espectadores en torno a la Tigresa –transformada en actriz teatral con la ayuda de Maricela.
Maricela Lara escenificó su trabajo a lo largo y ancho del país; su fallecimiento se lamenta por igual en Guerrero que en Coahuila, en Tabasco y Yucatán, en Veracruz y la Ciudad de México. Su talento y laboriosidad la llevaron a triunfar en muchos rincones del país a donde llevó lo mejor del arte teatral. Descanse en paz la maestra Maricela Lara.
FOTO: Hugo Argüelles y Maricela Lara.
BIBLIOGRAFÍA
Ceballos, Edgar (1994) Estilo y Dramaturgia. México: INBA, Colección Escenología.
Jodorowsky Alejandro (2003) El maestro y las magas. Madrid: Siruela.
Leñero, Estela (2019) “Maricela Lara, reconocimiento”, Proceso. Recuperado 9-09-2023:
https://www.proceso.com.mx/cultura/2019/6/21/maricela-lara-reconocimiento-226792.html