El mundo transcurre dentro de un verdadero torbellino económico, ya no atribuible a la pandemia por Covid-19 que ha provocado la muerte de más de 15 millones de personas, sino a las mal pensadas restricciones económicas impuestas por Estados Unidos y sus aliados a Rusia que se convirtieron en un auténtico bumerán.
Se creyó que el bloqueo económico a la poderosa nación euroasiática estrangularía su sistema productivo y comercial pero no ha sido así, por el contrario, se condena a las naciones europeas integradas a la OTAN a una severa escasez de energéticos, alta inflación y freno al crecimiento.
En cambio, la ofensiva contra Rusia ha generado el fortalecimiento de alianzas con otras naciones de Asia especialmente China y al creciente empleo del rublo, yuan y otras monedas en el comercio internacional, lo que debilita al dólar.
A Estados Unidos le ha resultado muy elevado el costo de su intromisión en la Guerra de Ucrania, no sólo por los miles de millones de dólares que ha destinado en armamento y otras medidas, sino también ha generado alta inflación y elevación de tasas de interés en el vecino del norte, con impacto global negativo.
Hasta el momento es impredecible el porvenir económico mundial, que también afecta severamente en lo social a todas las naciones, ninguna se escapa.
Es conveniente que se recapacite y todos se sienten en una mesa de negociación para acabar con estas tensiones que de continuar con la terquedad de las partes podría concluir en el exterminio del orbe con una guerra nuclear.
AHORROS
En este difícil panorama resulta conveniente la definición de la política económica en México, reiterada por el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, en su comparecencia esta semana ante la Cámara de Diputados, de mantener la estabilidad y la disciplina fiscal.
Ante los riesgos internos y externos de nuestra economía de la O asegura que La Ley de Ingresos y el presupuesto de egresos para el 2023 dan margen para realizar ajustes a que las condiciones venideras pudieran obligar.
Sin lugar a duda el próximo año será difícil, con incertidumbre, altas tasas de interés e inflación. La inversión pública y privada pudieran ofrecer la salvación, pero ello requiere también la estabilidad política que algunos sectores contrarios a la 4T se empeñan en romper.
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