Obsesión por las mascotas,
signo de soledad
Existen personas que le dan a sus mascotas unos cuidados muy superiores a los que tienen consigo mismos.
Los cuidados exagerados hacia los animales son el reflejo de la propia soledad del propietario de la mascota. Dentro de la sociedad tenemos iguales a los que podemos deparar cariño: hijos, familiares próximos, amigos entrañables o incluso otros seres humanos desconocidos que sufren del mal de la época, la soledad. En ocasiones no se trata de una soledad física, sino interior: cuando la mente está vacía, carece de intereses y preocupaciones, es posible que algunos humanos se "vuelquen" hacia los animales.
La dependencia hacia las mascotas tiene muchos grados y se manifiesta de formas muy diferentes. Algunas personas llegan a dejar de lado a amigos y familia para centrarse en sus animales, negándose a ir a ningún sitio a donde no pueda entrar su perro, por ejemplo. Esto llega a causar auténticos problemas ya que en casos extremos incluso intentan entrar con ellos en centros médicos o dejan de ir a las consultas para no separarse de ellos.
Otras personas se obsesionan por sus cuidados. Acuden al veterinario ante cualquier síntoma por mínimo que sea y se pasan horas y horas leyendo sobre su alimentación y cuidados hasta puntos muy extremos. No les importa no comprarse cosas necesarias para ellos mientras sus animales estén atendidos conforme ellos creen y normalmente nunca les parece suficiente lo que hacen.
También hay quien simplemente se refugia en el animal en momentos de soledad y este se convierte en su apoyo, pero también en su obsesión y su único amigo. Con él cubren sus carencias afectivas y sienten que no necesitan más, pero cuando este le falta, el choque emocional puede ser muy intenso.
De hecho, todas las formas de neurosis hacia los animales indican algún tipo de carencia. La mujer soltera, el matrimonio sin hijos, el gay desengañado del mundo gay o periódicamente desengañado de su compañero periódico, tienen una tendencia a proyectar sobre su mascota todo el amor y el cariño que no pueden proyectar a otro ser querido.