Los músicos callejeros,
talento desaprovechado
En la Ciudad de México, los músicos callejeros se tienen que convertir en "toreros" para burlar a la autoridad y evitar ser arrestados; algunos incluso han sido extorsionados
Recibir aplausos, con suerte algo de dinero y deambulear para cambiarse de sitio. Este es el día a día de los artistas callejeros, un trabajo que gusta a casi todos.
La música callejera se ha establecido como una categoría dentro del arte callejero. Su autor puede ser tanto una única persona como un grupo formado por varios cantantes, e instrumentistas. En algunos casos también se acompañan de pequeños aparatos de música como música de fondo. Se colocan en las calles y nos presentan sus canciones pidiendo a sus espectadores monedas que suelen recoger en sombreros, cajas u otros utensilios.
Hoy en día, casi todos los músicos que tocan en la ciudad viven de tocar en vivo, ya que la piratería hace muy difícil cobrar para hacer grabaciones. A su vez, el mercado de música se ve abastecido de la compra al mayoreo en Tepito, donde un disco cuesta 3.50 pesos o menos, para después ser revendido en 10 pesos o más. Cabe mencionar que con la venta ilegal de discos la música sostiene a un gran segmento de la población.
Al otro lado está la economía del espectáculo musical dominado por empresas como OCESA y foros masivos. Entonces de la economía de la música en la Ciudad de México gran parte del dinero que genera va a la economía informal o a grandes corporativos de entretenimiento. Los músicos que tocan en vivo en la ciudad son un fenómeno económico marginal comparado con todo el flujo generado por esta industria. Sin embrago marcan distintas partes de la ciudad y subculturas y generan grandes economías multiplicadoras.