Las mafias de
los reclusorios
A pesar de los letreros que existen en los accesos de los reclusorios del Distrito Federal que anuncian “en este lugar todos los servicios que se ofrecen son gratuitos”, adentro, calentar una porción de comida cuesta cinco pesos, licuarla o molerla, tres; bañarse con agua tibia, 10; dormir tapado con una cobija usada y roída 15.
Se cobra casi por todo y a diario: la ropa, las agujetas, la comida, el agua, por protección, por pasar lista, por ver la televisión, por tener una grabadora o un celular, por una buena celda… Y a quien no paga al momento le cobran a crédito con cien por ciento de intereses.
Los internos de los reclusorios Norte, Oriente y Sur y del Penal de Santa Martha relatan que en promedio son 60 pesos diarios los que deben gastar para satisfacer necesidades básicas.
Se calcula que las mafias carcelarias manejan más de 4 millones de pesos diarios recaudados por la venta de prácticamente todo lo que se pueda pensar es necesario para sobrevivir en un reclusorio de México.
Cuesta 10 pesos a cada reo el pase de lista, tres pesos por lavar una prenda y cinco si es con jabón. Las cobijas viejas y roídas aquí se rentan en 15 pesos, y se venden en 100. Las primeras agujetas cuestan 10 pesos, no se puede tener unas si no se hace ese pago.
En las cárceles el gasto mayor es por los dormitorios. Para estar en uno “bueno” hay que pagar desde mil hasta 20 mil pesos al principio. Y de 500 a cinco mil pesos cada mes.
En los reclusorios capitalinas, los cobros se realizan sin empacho alguno a cualquier hora del día. Las monedas de cinco y 10 pesos o billetes de 20 son lo más apreciado. El destino final de las ganancias se distribuye entre custodios y mafias de reos.