El Santerismo, una práctica
religiosa estigmatizada
El santerismo es un sistema afrocubano producto de un sincretismo entre la religión del grupo Yoruba del Africa y las creencias católicas. Este proceso comenzó hace más de 300 años cuando los negros africanos fueron traídos al Caribe para trabajar como esclavos. Se les prohibió practicar su religión y se les forzó a seguir el Catolicismo.
La historia de el santerismo está relacionada con la de los cabildos cubanos, congregaciones de africanos que tenían en común el hecho de haber pertenecido a a una misma tribu. Todos los domingos los negros esclavos se reunían para bailar sus danzas y para invocar a sus divinidades africanas. Cuando las autoridades les prohibieron hacer esto, los esclavos adoptaron las imágenes de los santos católicos como una manera de disfrazar sus dioses africanos y engañar a las autoridades.
Aparentemente para poder preservar su herencia cultural, los Yorubas identificaron sus dioses con los santos católicos. Usualmente estas identificaciones se basaron en las similaridades que los esclavos africanos creían que existían entre la mitología del dios Yoruba y la hagiografía del santo católico.
Por ejemplo, el dios Yoruba llamado Changó fue identificado con Santa Bárbara porque en las imágenes de la santa hay objetos que fueron considerados por los Yorubas como pertenecientes a Changó. Por ejemplo, Santa Bárbara siempre aparece con una corona y Changó fue un rey. La santa católica tiene una espada y Changó fue un guerrero. En la parte posterior de las litografías de la santa hay un castillo y Changó, de acuerdo a los mitos, vivía en un castillo (Sandoval, 1975).
En Cuba el santerismo se desarrolló como un movimiento religioso fuerte debido a la gran cantidad de negros esclavos que fueron traídos a la isla.
En México, la santería es una práctica religiosa que ha sido estigmatizada por la mala imagen que ha prevalecido en el imaginario público, vinculada con el satanismo y la delincuencia.
Su incorporación a México se remonta hacia los años sesenta, tras la Revolución Cubana, con las olas migratorias de cubanos hacia los Estados Unidos, se propició la incursión de los primeros mexicanos que se iniciaron en la santería.
No obstante que en los años ochenta sus adeptos iban en aumento, —aunque de manera oculta—, en los años noventa el escándalo de los llamados narcosatánicos de Matamoros, Tamaulipas, propició que los medios de comunicación de la época distorsionaran el sentido de la santería, al asociarla de manera ambigua con el satanismo, la delincuencia y el narcotráfico.
Pese a esta estigmatización, en la actualidad México y en particular su capital, figura como un país receptor y difusor importante de la santería, donde predomina la tendencia a considerar a Cuba como la fuente de origen de esta práctica religiosa.
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