El Fetichismo
Se halla relacionado con el totemismoy con la magia. Forma parte de muchas religiones modernas (adoración de iconos, por ejemplo la cruz)
Lluvia Lopez
Fetichismo es la devoción hacia los objetos materiales, a los que se ha denominado fetiches. El fetichismo es una forma de creencia o práctica religiosa en la cual se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales y que protegen al portador o a las personas de las fuerzas naturales. Los amuletos también son considerados fetiches. A diferencia de la creencia popular, el fetichismo no es exclusivo de los pies, pero podría ser una anormalidad congénita.
Por dar un ejemplo, así como los indios veneraban el sol, hay quienes rinden culto y caen a los pies de un tacón de aguja, a una media de nylon, un guante, hasta, incluso, un cierre o un botón.
Hoy hablar amemos del fetichismo sexual, que es uno de los más comunes.
¿Alguna vez has conocido a alguien a quien se le hagan sexis los zapatos de tacón, la ropa o alguna parte extraña del cuerpo? ¡Eso es un fetiche! A mucha gente le da una satisfacción increíble el pensar, tocar o tener sexo con cosas que no necesariamente tengan un significado sexual.
Nunca sabrás lo bueno que puede ser un fetiche si no lo pruebas primero, justo por eso en damos una pequeña lista de cosas fetichistas que puedes probar para no dejar de gritar sobre las sábanas.
Zapatos de tacón altísimo. Ponte unos tacones enormes y nada más. Esto funcionará porque en primera, te sentirás súper sexy y en segunda, tu chico caerá rendido ante esas larguísimas y hermosas piernas, ¡no dejes de probarlo!
Vestimenta de cuero. Nada más sexy que una chica enfundada en piel. Usa un traje súper sexy, de preferencia con un cierre, para que tu chico te devore. Puedes hacerte la ruda y maltratarlo un poco: dale nalgadas, cúbrele los ojos o amárralo a la cama. Se volverá loco con esta fantasía.
Tanga transparente. Esto vuelve locos a los hombres. Ponte una tanga de encaje de cualquier color que quieras y deja que juegue contigo sin quitártela. Tú también te volverás loca de placer.
Dulces. ¿Qué tal un orgasmo mientras te comes una fresa cubierta de chocolate? Explota tus sentidos al máximo y haz que él también lo haga sumando las cosas que más les gusten a su rutina sexual. Además de estimular la parte sexual, estarán dándole placer a sus demás sentidos, ¡un combo espectacular!
Disfraces. ¿Por qué no transformarte en una sexy colegiala o convertirlo a él en un esclavo sexual? Juega con tu imaginación y saca todo el potencial que un simple traje puede traerte.
La práctica fetichista no es considerada de gravedad, siempre y cuando no resulte disfuncional a la vida del sujeto y su entorno.
Algo de fetichistas tenemos todos. Están quienes prefieren las rubias por sobre las morochas. Las asiáticas por sobre las de otros continentes. Los mulatos más que el latino promedio. Los altos antes que los bajos. Pero los "modelos o estilos" no son "objetos o fetiches". No podemos confundir lo que nos da placer a la vista o nos excita con lo que nos obsesiona o se convierte en el centro de nuestra vida sexual. Una cosa es el hombre que disfruta viendo una falda corta o un par de portaligas; otra cosa es "tener sexo con una falda o un par de medias".
Los objetos fetiches más recurrentes suelen ser las prendas de vestir femeninas. Si bien no depende de quien lo haya tenido puesto, en algunos casos despierta mucho más morbo saber que fueron usados recientemente por alguien.
Hay ciertas partes del cuerpo que ayudan a tipificar los tipos de fetichismo sexual existentes. Suelen llamarlo "parcialismo", porque el sujeto se obsesiona con ciertas "partes" y no con el cuerpo en su conjunto. El fetichismo de pies suele ser uno de los más frecuentes y estudiados. Pero hay quienes dan lo que sea por jugar con el cuello, el vello corporal o las axilas.
Si "algo" empieza a tener más valor que "alguien" es bueno saber por qué nos pasa y cuán disfuncional puede llegar a ser; siempre pensando en una vida sexual lo más sana posible.
Y suele haber fetiches aunmas extraños
En la búsqueda del placer y el bienestar que otorga el sexo las diferencias imperan, cada persona tiene un universo en su cuerpo y llegar al éxtasis o a la metaestimulación consiste en rutas igualmente diversas. En el sexo, decía Octavio Paz, siempre hay al menos tres protagonistas: una pareja y la fantasía (evidentemente si se trata de tercios u orgías habrá más: el fantasma erótico que también participa). Esta fantasía a veces se materializa en un objeto animista. Pero hay de objetos a objetos, y la parafilia o el fetichismo a veces desbarra por bizarros linderos.
Ursusagalamatofilia
A algunas personas les gusta vestir de felpa o hasta de botargas y buscar otras personas similares para copular. Esta parafilia es bastante popular en otro mundo (dentro de éste).
“Hay una gran escena de ‘felpa’ y parece estar basada en personas que gustan de proyectar cualidades antropomórficas a los animales y les adscriben cualidades humanas”, dice el terapeuta sexual Ian Kramer.
A diferencia de la zoofilia, donde la personas literalmente disfrutan de tener sexo con cabras, perros, caballos, o la avisodomía (con aves), aquí lo que sucede es el deseo de tener sexo con humanos que tienen características de animales, pero a la vez son lindos y dulces, de ahí la felpa.
Hace un año surgió el caso del Pato Donald que inició contacto sexual con una mujer, tratando de borrar la frontera entre la caricatura y lo erótico. Esta botarga habría tenido más suerte si hubiera abordado a una mujer ursusagalamatofílica.
Parcialismo
A algunas personas les excita una parte del cuerpo específica, por ejemplo el pie de una mujer con tacones. Incluso existen sitios dedicados en su totalidad a estas fascinaciones, por ejemplo, a chicas en tacones apoyando su piernas sobre un auto y especialmente los pedales, conocidas como gas pedal honeys. Esta fragmentación del deseo hace que algunas personas lleven esto al extremo y durante el sexo busquen copular solamente con un pie o con una mano: en vez de talk to the hand: fuck the hand.
Agalmatofilia
La atracción por maniquíes es bastante común, esto incluye también la excitación erótica generada por estatuas y por la inmovilidad (lo que podría ser un sucedáneo de la violación). Muchas personas no sólo contemplan a los maniquíes cuyos cuerpos torneados se muestran en las tiendas de ropa, algunos incluso los roban para tener sexo con ellos.
Formicofilia
Este es el placer sexual derivado de tener insectos arrastrándose por el cuerpo, especialmente en los genitales (¡¿esa sexy hormiga en la vagina, o la abeja meliflua en el pene?!). Se cree que esta parafilia se ha desarrollado especialmente entre personas cuyos hogares son infestados por insectos y, por el divino azar, experimentan durante la cópula la participación de algún insecto que incrementa el placer. Aunque claro que hay personas que simplemente gustan de llevar voluntariamente insectos a la cama y usarlos estratégicamente en zonas erógenas.
En Japón existe la costumbre entre ciertas personas de utilizar anguilas para el sexo anal o para la masturbación femenina.
Dacrofilia
Un poco menos bizarra, ya que las lágrimas tienen químicos, incluso llegan a tener oxcitocina (la llamada hormona del amor), hay muchas personas que incrementan su excitación al lamer, untarse o hasta beber lágrimas. No es extraño que las emociones extremas se acrisolen en el sexo, y pasar del llanto al orgasmo no es algo tan raro, pero existen personas que buscan propiciar las lágrimas por cualquier motivo para llegar excitarse, lo que puede derivar en violencia.
A esta parafilia está relacionado el placer que se obtiene por lamer los ojos de una persona, el oculolinctus.
Acrotomofilia
Algunas personas se excitan con miembros amputados, ya sea con su ausencia o con su prótesis.
Mecanofilia
Como resultado de la sexualización de las máquinas, particularmente de los autos, que se ha generado en la publicidad, existen personas que no sólo se ven excitadas por las máquinas —por tener sexo en un Corvette rojo— sino que tienen sexo con vehículos. Tal es el caso de Edward Smith, un hombre que dice haber tenido sexo con más de mil autos y uno que otro helicóptero.
No hay duda que la mecanofilia es uno de los fetiches que más en común tiene con la llegada de los robots sexuales y demás máquinas de uso erótico.
Simorofilia
El placer sexual que genera montar accidentes o desastres, como un choque automovilístico. Este fetiche ha sido popularizado por J. G. Ballard en su novela Crash, en la que el clímax del placer se sincroniza con el momento de un choque: excitación in extremis que coquetea también con la muerte —el reverso del orgasmo. Cercano al placer que se obtiene de las cicatrices y de tener sexo en un paisaje destrozado.
Por otro lado, esto también comprende la fascinación por copular en un desastre natural, tener sexo en un huracán, tsunami, incendio, etc., y la máxima dádiva de la simorofilia: copular durante el fin del mundo, el coito apocalíptico.
Hierofilia
La hierofilia es la excitación sexual derivada por los objetos religiosos. Esto se asocia con la devoción religiosa llevada a su literalidad. Algunas personas fanáticas, por ejemplo, que suelen asegurar “pertenecerle a Cristo”, llevan esto a un extremo y disfrutan usar cruces, Biblias u otros objetos en el acto sexual. Otras simplemente eligen masturbarse con imágenes o figuras religiosas. Esta “hereje” parafilia es una consecuencia de la misma represión sexual que la religión ha implantado históricamente.
Arachibutyrophilia
Este es el extraño fetiche por embadurnar a una persona alérgica a la crema de maní con esta sustancia y copular, en un melangerie, con ella y otra persona, viendo cómo su cuerpo se trastorna. El placer es doble: la crema de maní en los cuerpos y el pasmo criptozoológico de su mutación provocada por el alergénico
No sabemos si la excitación sexual que generan los extraterrestres en ciertas personas sea un fetiche o no, pero es ciertamente una fuerte tendencia, con numerosas personas describiendo en Internet lujuriosas escenas de sexo cósmico en naves espaciales o en planeta lejanos. En tanto se decide o no, les dejamos este gran video musical de porno extraterrestre de Tobacco.
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