En la tradición budista tibetana, existen dos técnicas para la meditación....
La meditación budista tibetana, en su definición más básica, es el cultivo de poderosos estados, atentos y concentrados, que permiten observar el surgimiento y extinción de todo tipo de eventos mentales, en particular de aquellas emociones y actitudes que generan sufrimiento.
Estos estados mentales, cuando son alcanzados, generan en la persona momentos constructivos o positivos. En otras palabras, la meditación tiende a enseñarnos a darnos cuenta de que nos damos cuenta.
En la tradición budista tibetana, existen dos técnicas para la meditación.
Meditación Shamatha (tranquilidad, paz o armonía)
Ésta es la meditación de la estabilidad mental y se utiliza para el desarrollo de la atención y relajamiento de la mente.
Esta forma de meditación es una preparación esencial para las técnicas Vipassana o de visión clara, que son más avanzadas; sin esta base Samatha es muy poco probable que surja la visión clara, que es el objetivo de la meditación Vipassana.
A pesar de que la meditación Samatha es una preparación para la práctica Vipassana, debe estar claro que no es algo simplemente preliminar. No es algo que tengamos que llevar a cabo a prisa para poder así empezar con el trabajo auténtico. Aunque no existiera la meditación Vipassana, todavía sería muy útil la meditación Samatha, ya que aún cuando puede ser ardua lleva a elevar los estados mentales dando al que medita calma y positividad. La meditación Samatha, en el mejor de los casos, es profundamente placentera y puede tener efectos muy grandes, dándole a nuestra experiencia de vida una perspectiva más amplia, clara y brillante.
Meditación Vipassana (visión cabal)
Es la meditación analítica y se emplea para cambiar actitudes destructivas por positivas, a través de un proceso de razonamiento e interiorización.
El primer estadio común en las meditaciones Vipassana consiste en el establecimiento de una calidad meditativa firme usando alguna de las practicas Samatha. Una vez que se ha establecido esta calidad meditativa, la persona tiene que dejar que su atención se centre en algo que represente o simbolice algún aspecto de la realidad última; esta representación puede darse por medio de palabras o de una imagen visual. Dejamos que este “símbolo” impregne la conciencia serena y concentrada del meditador, de tal forma que pueda llevar a una visión clara y genuina de la verdad que representa. Otra forma de llegar a Vipassana es cuando una vez que se establece el estado meditativo, la persona puede concentrarse en la naturaleza misma de la mente, o puede volverse intensamente consciente de su experiencia de cada instante, con el objetivo de alcanzar una visión clara de la naturaleza de la realidad que se está experimentando.
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