Cuando el empeño
es la única opción
Cada año acuden 20 millones de personas al Monte de Piedad para empeñar principalmente alhajas y relojes, así como electrodomésticos, herramientas de trabajo, objetos artísticos y hasta coches y casas.
En promedio reciben mil quinientos pesos de préstamo, que da una derrama económica de 30 mil millones de pesos.
En materia de empeño, hay tres repuntes durante el año. El primero se registra durante la cuesta de enero. El segundo después de Semana Santa y el tercero se da en el regreso a clases, en los meses agosto-septiembre.
Si empeñar fue la última y única opción viable, es importante considerar los siguientes puntos para seleccionar la mejor casa de empeño:
Reputación del establecimiento. Se puede utilizar el Buró Comercial de PROFECO para ver si el establecimiento cumple con los requisitos que este pide.
Tasa de interés. Este varía de negocio a negocio. Puede ir de un 4% hasta un 25%.
Gastos de custodia y seguro. El cobro de custodia no es más que lo que cobran por tener la prenda en su almacén. El seguro cubre la perdida por robo o percance. No cubre el costo total de la prenda, únicamente el valor avalúo.
Refrendos. La mayoría de las casas de empeño dan la opción de refrendar la prenda empeñada. Esto funciona al pagar únicamente los intereses del período antes de que se venza el plazo y así obtener más tiempo para alcanzar a juntar el préstamo y no perder la prenda.
Demasía. Si no se alcanza a pagar en tiempo y forma el préstamo, la casa de empeño pone a la venta la prenda para recuperar el dinero del préstamo y de los gastos incurridos por procesarlo. Si hay un sobrante al vender el artículo, se llama demasía y es para el que empeñó.
Contrato. Antes de firmar la boleta/contrato, es importante leerlo con detenimiento para que quede claro cuales son las condiciones del préstamo, el tiempo límite de pago, los intereses y comisiones a cobrar, la mecánica de funcionamiento de los refrendos y demasía y demás condiciones.