Mientras Cancún se ha convertido en uno de los sitios más inseguros de Quintana Roo, sumido en un baño de sangre por el crimen organizado, donde al menos cuatro organizaciones del narcotráfico se disputan ferozmente la zona, lo que origina cientos de muertes, el presidente municipal, Remberto Estrada Barba surca el Caribe Mexicano en viajes de placer y se pierde en verdaderas bacanales en su lujosa suite de la Torre Esmeralda, de su amigo, el dueño del Partido Verde Ecologista, Jorge Emilio González Martínez.
Redacción VisionMX
Su antecesor en la Alcaldía, Paul Michel Carrillo de Cáceres, no entregó buenas cuentas en cuanto a seguridad se refiere, pero Barba Estrada lo rebasó con mucho al incrementar en más del 600 por ciento el índice de violencia e inseguridad, aunque argumenta que “sólo se trata de hechos aislados” al tiempo que niega la presencia del narcotráfico en el municipio.
Desde su arribo como alcalde del Municipio de Benito Juárez (Cancún), el uno de octubre de 2016, a la edad de 28 años, el imberbe jalisciense Remberto Estrada dio muestras de su novatez y falta de experiencia en un cargo de tal envergadura, pues no pudo evitar que la violencia creciera en forma desmesurada y se aposentara en la zona.
En el año de 2016, en los tres meses que restaban por concluir, se registraron 67 ejecuciones; en 2017, que ya se contabilizaron los 12 meses, fueron 232 ejecuciones y en los casi siete meses que van del año, el número de muertes violentas, la mayoría relacionadas a la delincuencia organizada, es de 302, por lo que se teme que la cifra aumente y rebase en mucho las del año anterior.
Según él, para frenar la ola de violencia, designó a su amigo Julián Leyzaola Pérez, un polémico personaje con varias acusaciones en su contra por violaciones a los derechos humanos, como titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, pero como no ha dado resultados, le fue impuesto desde la Federación, y con “calzador”, un militar retirado de alto rango.
Le mandaron al teniente coronel, Darwin Puc Acosta, cuyas cartas avalan su trayectoria; fue agregado militar de la DEFENSA en la Embajada de México, en E.U. operador logístico en Sinaloa, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Durango, Chiapas, Guanajuato y sub jefe del Estado Mayor Presidencial.
Se supuso que con la llegada del mílite la situación cambiaría, pero no ha sido posible toda vez que Remberto le tiene atadas las manos a su jefe de policía al no quitar a Leyzaola Pérez del plano policíaco, pues lo nombró como su “asesor” en seguridad y cualquier movimiento que pretenda hacer Puc Acosta, debe de contar con la autorización del “súper asesor”.
La situación se ha agravado de tal manera, que se hizo necesario reforzar la seguridad en la zona hotelera con apoyo de la Policía Federal, la Gendarmería y la Policía Turística, dependientes de la Comisión Nacional de Seguridad, que realizan rondines y operativos sobre el boulevard Kukulcán e instalan retenes en los accesos a las playas y en plazas comerciales, a fin de revisar vehículos sospechosos en busca de armas, drogas o cualquier objeto prohibido.
También se efectúan diariamente recorridos en cuatrimotos por los arenales de diversos balnearios públicos y en las playas concesionadas a hoteles, sobre todo al registrarse acontecimientos violentos, en los que sicarios, a bordo de motos acuáticas, han perpetrado asesinatos.
No obstante esa estrecha vigilancia, no se ha logrado frenar la ola de violencia que se concentra en la zona hotelera y en el área de playas, donde el turismo nacional e internacional tiene que ser protegido por cientos de elementos de diversas corporaciones, pero en el resto del municipio de Cancún, los más de 500 mil moradores se encuentran inermes.
Se ha vuelto común la falta de vigilancia, con lo que se multiplican los enfrentamientos, las ejecuciones, los “levantones”, los robos y asaltos lo mismo a comercios que a casas habitación y a transeúntes; la presencia de cuerpos desmembrados, decapitados, junto a los que dejan narcomantas y cartulinas con textos amenazantes que evidencian la guerra entre organizaciones del narcotráfico.
El mismo titular de la Fiscalía General de Quintana Roo, Miguel Ángel Pech Cen, ha reconocido que está rebasada la capacidad de las autoridades, por lo que solicita muchos más elementos para poder hacerle frente a la delincuencia.
La ola de muertes ha crecido de tal manera, que ha habido días en que no caben los cuerpos en el Servicio Médico Forense de Cancún, además de que el personal no se da abasto con el número de autopsias que debe de realizar a diario, pues no hay día que no se registre una muerte violenta, ligada presumiblemente a la delincuencia organizada.
De acuerdo a estadísticas oficiales, el municipio más violento donde se focalizan las narcoejecuciones, los “levantamientos” y la presencia de narcotraficantes, es Cancún, considerado hace apenas unos años como el punto más importante para el turismo nacional e internacional, pero la disputa por la supremacía en el control de la venta de droga, minimizada por el gobierno local como “narcomenudeo” se ha expandido a nueve de los 11 municipios que conforman la entidad: Playa del Carmen, Cozumel, Puerto Morelos, Isla Mujeres, Tulúm, Bacalar, Alfredo V. Bonfil y Xel Ha.
Trabajos de inteligencia de las autoridades antidrogas, detallan que las organizaciones criminales del gang de las drogas que sostienen una permanente y sangrienta lucha por el control de la zona y que incluso ya se extendieron a varios municipios de Yucatán y Campeche, son:
El Cártel de Sinaloa, a través de “Los Rojos”; el Cártel del Golfo, con “Los Pelones”; lo que queda del Cártel de Doña Lety, del que se dice que un ex comandante de la Policía Ministerial del Estado asumió el liderazgo del grupo tras la detención de la mujer y el Cártel Jalisco Nueva Generación, con “Los Guerreros”, grupo al que se han unido militares desertores.
El CJNG, una escisión del Cártel de Sinaloa tras la ejecución de su líder, Ignacio “El Nacho” Coronel Villarreal y que cobró mayor fuerza luego de la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, es el de mayor preponderancia y peligrosidad en todo el país, señalado como el principal responsable del aumento de la violencia.
Tarjetas informativas de investigaciones de la Procuraduría General de la República, precisan que el brazo operativo del Cártel de Cancún, que lideraba Leticia Rodríguez Lara, “Doña Lety”, actualmente presa, lo conforman individuos que desertaron de otros grupos criminales.
El CJNG, por sicarios que pertenecen a los grupos “La Barredora”, “Guerreros Unidos” y “Los H-3”, liderados por el fundador, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”; “Los Pelones”, del Cártel de Sinaloa, que ahora es encabezado por Rafael Caro Quintero, liberado por una pifia judicial e Ismael “El Mayo” Zambada, capo que ha delinquido impunemente durante más de cuatro décadas pues nunca ha sido detenido.
El Cártel del Golfo, es el que cuenta con más grupos de “estacas” o sicarios, encargados de eliminar a narcotraficantes rivales, entre ellos figuran: “Grupo Sombra”, “Los Mazatlatecos”, “Los Rojos”, “Los Bravos”, “Los Metro” y “Los Ciclones”, así como “Los Sureños”, pandilleros de California, Estados Unidos, reclutados por la organización que, presuntamente lidera un sujeto al que apodan “El Primito”.
Pese a tan negro panorama, Remberto no suda ni se acongoja, al menos así lo demuestra su “trabajo” al frente de la Alcaldía, de acuerdo a los 53 boletines emitidos por el ayuntamiento, en los que en los 209 días que van del año se ponderan actos de relumbrón, es decir, ni siquiera un comunicado oficial por semana.
Un hecho que demuestra la presencia del narcotráfico en Cancún, pese a la negativa del edil, fue la doble ejecución de un capo y su pareja, en una clínica privada, que, inexplicablemente no lo atendían en el hospital de la prisión.
Alfonso Enrique Contreras Espinoza “El Poncho”: fue detenido en 2015. Era uno de los cabecillas del Cártel del Golfo, acusado de la autoría intelectual del incendio de una casa de masajes en la Supermanzana 67 de Cancún, en la que murieron cinco mujeres.
Se le envió a prisión y, supuestamente, quedó preso, sin embargo en abril de 2017, dos años después, fue detenido de nueva cuenta por la Policía Federal y se le presentó como líder de la plaza Cancún para el Cártel del Golfo.
Pese a su peligrosidad, custodiado sólo por un celador desarmado, era llevado, cada mes, de la cárcel de Cancún a la clínica Playamed, en pleno centro de Cancún, para un tratamiento médico. Su traslado a un hospital privado lo justificaron las autoridades bajo el argumento de que contaba con un seguro médico.
A principios del pasado mes de marzo, cuatro sujetos, fuertemente armados, irrumpieron en el hospital particular y lo asesinaron, junto con una mujer que lo acompañaba.
Hacer una relatoría de todas y cada una de los más de 200 crímenes en lo que va del año resultaría largo y tedioso, además de que no nos alcanzaría el espacio, por lo que solamente nos referiremos a varias de ellas, las de mayor trascendencia.
Entre las ejecuciones más recientes, está la ocurrida en el estacionamiento de la tienda Chedraui, en la esquina de Puerto Juárez y Chac Mool, Región 218. Varios sujetos intentaron “levantar” a una persona cuando iba a abordar su vehículo. Descubrió a los sujetos y corrió entre los demás autos. Uno de los individuos la alcanzó y le disparó varias veces. Cinco impactos en la cabeza.
Uno más en la Región 259, sobre la avenida 20 de Noviembre. La víctima caminaba sobre la acera, cuando desde un vehículo en marcha le dispararon. Otra ejecución se perpetró en la Región 105, donde la víctima recibió varios impactos de un arma de grueso calibre.
Otro ocurrió en Playa Tortugas, en el que los sicarios utilizaron motocicletas acuáticas para consumar el atentado.
De acuerdo a la carpeta de investigación 384/2018, los autores serían responsables de otras dos muertes en Isla Blanca, en los pasados meses de mayo y junio.
Por otra parte, el 14 de junio un sujeto apareció flotando en la playa de Isla Blanca, atado de manos y pies, encintado, con huellas de tortura y el tiro de gracia. En todos los casos fueron dejadas cartulinas en los que diferentes grupos criminales se adjudican las muertes.
En Playa del Carmen, dos cuerpos embolsados y maniatados fueron hallados en la colonia Ejidal Un día antes fueron descubiertos otros dos cadáveres en idénticas circunstancias.
Otro más, el caso de un estudiante de la universidad UNID, que luego se supo trabajaba en el Ayuntamiento de Benito Juárez, fue asesinado a balazos en el estacionamiento de ese centro de estudios, mientras que a la entrada a la zona hotelera se registró un ataque a balazos contra los tripulantes de un auto que resultaron sólo heridos.
Los últimos acontecimientos que dan rotundo mentís a quienes niegan la presencia del crimen organizado, fue la aparición de tres bolsas negras, de plástico, sobre la calle Itzaez, casi esquina con Paseos de los Mayas, en la Súper Manzana 517 de Cancún, por lo que el Ministerio Público tuvo que iniciar la carpeta de investigación 401/2018, por el delito de homicidio en agravio de dos personas del sexo masculino, que permanecen en calidad de desconocido en la morgue.
Y mientras continúa el baño de sangre y de violencia en Cancún y en al menos otros ocho municipios de los 11 que conforman el estado de Quintana Roo, los presidentes municipales, Remberto Estrada Barba, Cristina Torres Gómez, de Solidaridad; Perla Cecilia Tun Pech, de Cozumel; Laura Fernández Piña, Puerto Morelos; Alexander Zetina Aguiluz, Bacalar, y algunos ediles más, se muestran impávidos e indiferentes ante la ola de terror y violencia en que se encuentra el estado que alguna vez fue considerado el principal polo turístico del país.
22 de agosto 2018
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