A través del editorial del Semanario No. 1130, el órgano informativo de la Arquidiócesis de Guadalajara contrasta la imagen del "priísta triunfador" que al inicio de su administración impulsó a Jorge Aristóteles Sandoval Díaz (1974), a ocupar la gubernatura del Estado.
Redacción VisionMX
El duro artículo editorial contrasta los elogios que se tributaron al mandatario de Jalisco como "un priísta triunfador, que fue contundente en las urnas, que provenía desde el liderazgo de la organización juvenil, y que escaló el camino recuperando los espacios perdidos ante el panismo".
Del otro lado de la moneda, El Semanario denuncia la situación de desastre y crisis de la cuarta entidad más poblada del país. Afirma el editorial que "el desgobierno" de Jalisco se aceleró después del 1 de julio y aventuró en afirmar, prácticamente, la ausencia del estado de derecho: "Campea la inseguridad en las calles, gobierna el narco en regiones enteras de la entidad jalisciense…" Categórico dice que el gobierno está colapsado.
En últimas semanas, Jalisco vive el drama de las desapariciones y de fosas clandestinas. El sistema político tuvo un golpe mortal cuando se supo de dos tráileres que paseaban sin rumbo conteniendo cerca de 300 cadáveres maltratados y refrigerados al interior de las cajas de transportación. Por si fuera poco, la opinión editorial carga duro contra el sistema de seguridad pública aseverando "que las corporaciones de seguridad son para el control político y económico, no para perseguir delincuentes, para perseguir a quienes atentan contra los intereses de los poderosos en el trienio o sexenio gubernamental".
La grave situación del Estado impele a cambiar las formas de evangelización y ejercicio de las actividades de la Iglesia. Concluye el editorial: "No podemos evangelizar como si la crisis no existiera" y por eso señala que evangelizar "es volver a lo que Jesús hizo, caminar junto al pueblo liberando a los siempre atados y oprimidos; que se sientan escuchados, atendidos, y al mismo tiempo, comprometidos con el dolor de los demás, no sólo el de ellos mismos".
Aquí el editorial completo de El Semanario No. 1130 como apareció en el sitio Arquimedios de la Guadalajara:
No Pudo
Los elogiadores del gobernador Aristóteles Sandoval, lo magnificaban como un priísta triunfador, que fue contundente en las urnas, que provenía desde el liderazgo de la organización juvenil, y que escaló el camino recuperando los espacios perdidos ante el panismo, ganando elecciones distritales, municipales y la estatal; volviéndose rentable en cualquier escenario. Cálido de trato, cercano, afable, que atendía a la gente, que enfrentaba a la crítica frontalmente, que explicaba, que no divaga. Y en el paroxismo del elogio, como un mandatario que propone, que no filosofa, sino que construye, demuestra, conquista, convence y genera confianza.
Después del 1 de julio, el desgobierno en Jalisco aceleró el paso hacia un completo vacío de poder. Hoy la delincuencia organizada y la desorganizada aprovechan el vacío de poder. Campea la inseguridad en las calles, gobierna el narco en regiones enteras de la entidad jalisciense…
Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI, en el 35 por ciento de los hogares del país, al menos uno de sus familiares fue víctima de un delito. También indica que del 93 por ciento de los delitos, no hubo denuncia, ni se inició una carpeta de investigación, ni averiguación.
El Estado de Derecho está colapsado por la impunidad y la corrupción, hay incapacidad probada en la búsqueda de los desaparecidos, aumento de la desigualdad, pobreza e informalidad. En Jalisco no están claros los límites entre los delincuentes y los policías, quienes se suponen deben perseguirlos. Se tiene la percepción de que las corporaciones de seguridad, son para el control político y económico, no para perseguir delincuentes, para perseguir a quienes atentan contra los intereses de los poderosos en el trienio o sexenio gubernamental.
En nuestro Estado, padres y madres no encuentran a sus hijos e hijas. Imploran y exigen justicia frente al SEMEFO. Tiemblan, lloran, portan en el pecho las fotografías de sus seres queridos. No existe una base estatal de datos que permita cotejar la identidad de huesos, cráneos, pedazos de piel apilados en un tráiler, en bolsas de plástico, diluidos en tambos o enterrados quién sabe en dónde a lo largo y ancho del Estado.
Jalisco se está convirtiendo en una inmensa fosa clandestina. Abierta al sol, mostrando los horrores del crimen organizado y los errores del gobierno. En nuestro estado, el número de menores, jóvenes, mujeres y hombres asesinados, desaparecidos, torturados, explotados está aumentando. Alfonso Durazo, el próximo secretario de Seguridad Pública, indicó que cerca de 460 mil niños son reclutados por el crimen y están armados hasta los dientes.
Hoy no podemos evangelizar haciendo como si la crisis no existiera. Para nosotros, hay dos maneras de afrontar una crisis: ahondando en sus causas para ver en qué pueden los cristianos servir a la sociedad, o viéndola solamente como consecuencia de haber expulsado a Dios de la sociedad e invitación al retorno al redil del Único que puede salvarnos.
En esta esperanza tiene sentido la invitación de Francisco a salir al encuentro de las personas y grupos que sufren, con realismo y sin miedo.
Evangelizar hoy, es volver a lo que Jesús hizo, caminar junto al pueblo liberando a los siempre atados y oprimidos; que se sientan escuchados, atendidos, y al mismo tiempo, comprometidos con el dolor de los demás, no sólo el de ellos mismos.
4 de octubre 2018
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